El Existencialismo

El existencialismo es una corriente del siglo XX, que se deriva de la fenomenología que 14889369_stiene varios puntos importantes para nosotros. Los autores más conocidos son Jean Paul Sarte o Albert Camus, en mi opinión es especialmente importante Gabriel Marcel.

Hay varios puntos en las ideas existencialistas que tienen una influencia importante en los contenidos de la noción de Inteligencia Emocional. Son ideas concatenadas, una va llevando a la otra:

  1. La conciencia de que el hombre es tiempo, existencia, no esencia.
  2. La vida del hombre es proyecto.
  3. Ese proyecto es realizado por la libertad, que así se convierte en constitutiva de la esencia del hombre.
  4. La libertad es una conquista, no es algo de lo que se parte, sino algo que se consigue a lo largo de la vida.
  5. La libertad decide nuestras posturas existenciales ante lo que nos sucede. Estas posturas existenciales son 3: huir, ser espectador, comprometerse.

1. El hombre es tiempo. El hombre descubre que vive en el tiempo, que ese es su capital y que en cómo lo utilice se la juega, se juega su vida. La angustia del existencialismo es la angustia del fracaso de la propia existencia, de la posibilidad de que se quede vacía. Este es el descubrimiento radical del existencialismo, que le pone nombre. Esencia significa algo cerrado, definido. El hombre ni está cerrado, ni está definido, eso se va decidiendo a lo largo de su vida, del tiempo de que dispone.

2. La manera en que el hombre se enseñorea de su tiempo es a través del proyecto. El hombre proyecta su vida, hace un proyecto con ella. Aquí engarzamos con Kant, el sujeto pensante. Ahora es algo mucho más realista, consciente de las limitaciones. Lo que se proyecta es la propia vida, que hacer con ella. Este proyecto no se plantea solo a un nivel superficial, llega hasta las raíces de las persona, incluye sus valores, sus creencias, tiene que vérselas con el subconsciente. No solo es visión, es también misión y propósito.

3.  La libertad consiste en escoger y realizar el proyecto. Hacer el proyecto y ejecutarlo. Ahí está también la angustia del existencialismo: con el proyecto me la juego, realizo mi vida o esta se convierte en un fracaso porque, o no he proyectado nada y no sale nada, o no consigo hacer realidad el proyecto. También surge de que necesariamente tengo que proyectar, tengo que hacer el proyecto. Sastre dice que estamos «condenados a ser libres». No puedo huir de esa tarea, se me impone. En realidad no puedo no proyectar, no hacer un proyecto es también un proyecto. No elegir es elegir que no.

4. Además esa libertad es realmente un punto final, soy libre después de luchar para hacer realidad mi proyecto contra todos los condicionantes internos (subconscientes y conscientes, instintos, pulsiones, creencias, traumas, etc.) y externos (familiares, sociales, de la propia formación, situación social, etc.) . La libertad es una conquista. Ejemplo de Maritain: quizás solo una pequeña luz encima de una montaña de condicionamientos, pero si aparece la luz es que hay libertad.

5. Las posturas existenciales nos explican cómo se entrelazan vida y tiempo. El sujeto toma una postura determinada que influye en su modo de ser. Lo que hacemos nos hace, según nuestra postura ante lo que sucede, nos vamos realizando.

Solo hay tres posturas existenciales posibles ante lo que nos sucede: huir, ser espectador, comprometerse.

Huir es salir corriendo, pasar de largo, no detenerse, como ante un pobrete la calle. Si siempre pasamos de largo, nunca sabremos nada de lo que sucede. Pasamos por la vida sin vivirla.

Ser espectador, se detiene, pero no se implica, se mantiene al margen. Esta postura no es estable. La «visión» de las cosas conlleva una acción. El sentimiento proporciona una información, que está conectada con una acción.

El observador o se implica o se va (huye). El observador permanente, que no se implica, está retratado en «El extranjero» de Camus: alguien que siempre acaba pasando de largo en las situaciones, no se implica, no se compromete, por tanto no lo hace suyo, no lo vive, tiene que retorcer sus sentimientos para que no digan: ¡actúa! Gran problema hoy cuando a diario presenciamos todos los problemas del planeta.

La tercera postura: comprometerse, implicarse. Se viven las cosas, porque se participa en ellas. El precio es que hay que dejar parte de la vida en ellas. Vivimos aquello en lo que nos comprometemos. Montañero es quien sube la montaña, quien la ha subido muchas veces, no quien llega a la cima en helicóptero.

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