Libertad. La configuración del instinto en el ser humano

Seguimos en el contexto de nuestro ejemplo de la jauría de perros cazando que nos sitúa en 12228460_sla idea de lo que es el instinto y su diferencia en el animal (perro-lobo) y el ser humano.

Para poder hablar de libertad, la configuración del instinto es importante. En el hombre el instinto ha perdido una de las características que lo define: la fijeza. El instinto es  una pauta de comportamiento fija. El hombre sigue teniendo pautas de comportamiento, algo así como un patrón o un esquema del comportamiento instintivo; lo que pasa es que no tiene una sino varias, y puede aprender siempre nuevas. Y si tiene varias, es que ninguna es necesariamente fija, si no las demás sobrarían. Pero los patrones están y son creados por la experiencia. Por ejemplo en el comer: el hombre come de todo, es omnívoro, pero eso es hablando en general, cada hombre particular come según la cultura recibida y sus preferencias personales. A los españoles les gusta la tortilla de patata y les dan asco (a casi todos) los gusanitos que comen los esquimales; sin embargo, podemos introducir nuevos elementos en la dieta, etc. En este tema incluso cada persona es diferente: se ha creado un comportamiento, pero este responde a pautas más o menos constantes. La libertad comienza en esta capacidad de escoger una u otra pauta o en decidir empezar una nueva, o en decidir aguantar el hambre, o en comer algo que antes nos repelía. Esta flexibilización de las tendencias instintivas es totalmente necesaria para poder empezar a hablar de libertad. Y como se ve es necesario un esfuerzo, cultural y personal para conseguir de hecho esa flexibilidad, sino las conductas seguirán siendo fijas, aunque diferentes en cada hombre o cultura.

Sin embargo no hay que olvidar que el ser humano parte de un esquema de comportamiento instintivo, un esquema de deseo-rechazo marcado por las necesidades biológicas. El que el instinto pueda ser flexibilizado no implica que desaparezca, y no desparece porque las necesidades no desaparecen. Se flexibiliza el modo de subvenir a esas necesidades, pero la necesidad permanece y por tanto la tendencia también.

La libertad se juega si se mantienen las dos posturas que enuncio. Tanto hay múltiples modos de llenar las necesidades y el hombre no hace más que crear nuevas formas de atender a sus necesidades, como permanencia de un esquema de tendencias (instintivas) que nos ata a la tierra y nos permite sobrevivir como el ser biológico que somos. Conviene no olvidar ninguna de las dos cosas, porque o en un extremo tenemos una noción de ser humano sin instintos que sería un ángel inmaterial, algo que evidentemente no somos, o en el otro, seríamos un ser instintivo del que no se pueden esperar comportamientos libres, capacidad de decidir y por tanto de crear nuevas posibilidades. No olvidemos que la libertad es el abridor de las posibilidades nuevas, de la creatividad.

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