Una conclusión importante de nuestro ejemplo de la caza y los perros: el ser humano se interesa por cosas que en principio no le interesan, es decir, que no le interesan desde el punto de vista de las necesidades biológicas más primarias. Por ejemplo, desde ese punto de vista un leño no tiene significado para el hombre/mujer, como tampoco para el perro, quiero decir que un leño no entra dentro de la dieta del perro ni del hombre, por eso al perro sus instintos no se lo señalan y no se interesa por los leños en sí mismos. Sin embargo para el hombre el interés viene añadido del modo que hemos visto: por la experiencia. Iniciando así el proceso, el hombre termina interesándose por todas las cosas, su hábitat es el mundo: potencialmente todo. La palabra «termina» es importante, porque de salida no es así y no solemos darnos cuenta: no somos «directamente» objetivos, sino «reflexivamente» objetivos. He puesto muchas veces el ejemplo de que, al subir a un autobús, un chico hetero localiza sin ningún esfuerzo las minifaldas que haya,… para localizar a las viejecitas tiene que hacer positivamente un esfuerzo.
Por el contrario, para el animal su hábitat, la zona geográfica donde vive viene delimitada por sus intereses, que vienen específicamente delimitados por su dotación instintiva. El hombre es capaz de convertir en hábitat humano, de humanizar cualquier ambiente, aunque inicialmente sea hostil: el hombre vive desde el ecuador a los polos, y ahora ya ha conseguido incluso poner un pie en la luna. Sintéticamente se puede decir que el hombre vive en el mundo, mientras que el animal solamente tiene perimundo. Utilizamos la palabra colonizar, el hombre coloniza, el animal no coloniza, vive donde le es posible, mientras que el hombre busca y termina hallando el modo de vivir, donde antes no le era posible.
Afirmar que el animal tiene perimundo y el hombre tiene mundo, sería un modo de razonar blanco y negro: y debe ser matizado, como todos los razonamientos absolutos. El hombre parte siempre de su perimundo, como cualquier otro animal y podríamos pensar que lo que denominamos mundo, en realidad es otro perimundo, quizá más amplio, pero perimundo al fin y al cabo. No hay que perder de vista las propias limitaciones y alzarse enseguida a visiones objetivas globales que normalmente terminan siendo falsas. Olvidar esta idea nos haría solo antropocéntricos: el hombre coloniza y hace propios los hábitat a los que va llegando pero solo en función de sus propios intereses y necesidades, y de ese modo con una fuerte capacidad destructiva de aquello que le desagrada. Creo que no hace falta demostrar este punto.
También hay que matizar el tema en referencia a los animales porque parece en lo que decimos, que las diferentes especies están estrictamente limitadas en hábitat definidos, y esto no es así. Tenemos cotidianamente ejemplos de especies, tanto animales como vegetales, que colonizan hábitat que nos son el suyo original, presionados por la necesidad de sobrevivir. Tienen capacidad de colonizar, aunque esta capacidad es muy limitada: no coloniza en el sentido de transformar, adecuar, sino en la medida de que es capaz de satisfacer en ese nuevo hábitat sus necesidades, algo que limita mucho esa capacidad en relación con el hombre. Es decir el ser humano adecua el nuevo hábitat a sus necesidades utilizando herramientas, algo que los demás seres vivos no hacen.
Desde aquí podemos hablar de la pretensión de ser objetivo que tiene el hombre. Objetivo significa interesado por la cosa tal como es en sí, no solo en su referencia al sujeto, lo que sería lo mismo que decir a las necesidades del sujeto. El hombre parte de una visión impulsada por sus necesidades, no una visión objetiva en sí. Aunque, como muy bien ha puesto de relieve A. Maslow, también las necesidades del hombre se van complicando y elaborando una pirámide, cuya cúspide tiene la capacidad de alcanzar el mundo entero. Este punto de vista permite incluir elementos muy lejanos de las necesidades biológicas más básicas, por ejemplo, viajar a la antártida, dentro del campo de necesidades del hombre. Este punto de vista matiza la idea de que existe una real visión «objetiva» del hombre, es decir una visión que se interesa solo por el objeto en sí. El hombre se interesaría siempre por las cosas en función de sus necesidades, entendiendo estas en el amplio sentido en que las entiende Maslow y solo con un gran trabajo va generando una visión más amplia. En mi opinión esta es una visión más cercana a la realidad.