Después de lo visto sobre sujetos y objetos, personas y cosas, el punto crucial para la persona, es decidir qué relaciones entrarán en su vida: qué trabajo, que actividades, hobbies, etc. y sobre todo qué personas y también, aunque no siempre es así porque las personas son muy diferentes, también está un impulso mayoritario: con qué persona en concreto se establecerá como pareja, con qué persona establecerá un hogar, un lugar donde vivir.
La persona parte de unas relaciones originales, su hogar, su tierra,… y debe establecer nuevas. La base sobre las que se define la intimidad está formada por relaciones, relaciones con personas y relaciones con cosas. En su fondo relaciones yo-tu y relaciones yo-ello como hemos visto en la entrada anterior. Según se constituyan esas relaciones se constituye el mundo que crea la persona. ¡Atención! Porque ambas, relaciones con sujetos y relaciones con objetos tienen contenidos yo-tu y yo-ello: todos personas y cosas tienen para nosotros aspectos utilitarios y otros que no lo son. Desde el punto de vista existencial es fácil saber con qué elementos tenemos relaciones Yo-Tu: aquellas personas o cosas de las que estemos enamorados. Como ejemplo, baste pensar en un director de música enamorado de su trabajo, ¡casado con su trabajo! «Estar enamorado» del propio trabajo es uno de los elementos clave de la formación auténtica de la propia intimidad.
¿Cómo se configura la intimidad? El sistema emocional descubre en las relaciones establecidas valores. Los valores se descubren en cada persona a través del enamoramiento y de la belleza. Estos valores son nuevos, o viejos pero vistos de un modo nuevo, y la intimidad que surge hace una criba de valores para ver lo válido y dejar lo viejo e introducir lo nuevo. Una persona con intimidad consciente siempre es creativa con su acción, siempre descubre e introduce lo nuevo. Lo bello y, por eso, lo nuevo.
Vamos al punto de escoger las personas que formarán parte de nuestra vida. Son muy importantes, en este proceso de formación de la intimidad, los amigos. Desde luego hay algo clave para una mayoría: la elección de pareja. La persona, al descubrir su soledad, se plantea, que tiene que salir de los muros de su cueva, tiene que cambiar de hogar, hacer uno nuevo, un gran descubrimiento este, ligado normalmente al descubrimiento de una persona a la que amar. Luego la persona busca un amor como base de su nuevo hogar. Mientras es niño tiene amor e intimidad, pero no son suyos, son de sus padres. Ahora necesita absolutamente tener un amor y una intimidad propias, una columna de la vida que sea suya. Es central por tanto escoger el amor. Amar a alguien es establecer con esa persona una relación Yo-tu, una real, profunda y estable relación Yo-tu.
Las personas solo pueden elegidas por amor, solo se puede establecer con ellas relaciones Yo-tu, si queremos respetarlas como tales personas: seres libres, seres que deciden su propia vida, sujetos en la misma medida en que nosotros somos sujetos y decidimos nuestra vida. Este es el fondo de lo que Kant afirma de que la norma más básica de la ética es precisamente tratar a las personas respetando el fin que son.
Como conclusión para esta entrada, hay que decir que todas las relaciones con personas son así: deben respetar el fin propio que poseen, tanto sean amigos, como pareja, como compañeros de trabajo, etc. sino van a ser para nosotros instrumentos o medios, y establecemos relaciones de superioridad y no de iguales. Además al escoger instrumentos no comprometemos la vida, no metemos nuestra vida en ello: son solo instrumentos para fines ya decididos previamente por nosotros. Entonces si respetamos su fin comprometen nuestra vida… sobre esto seguiremos en otra entrada.