El enamoramiento está integrado por dos sentimientos: la admiración y el encantamiento (Ortega, Estudios sobre el amor). Estos sentimientos necesitan, para poder nacer, que la persona posea intimidad, esto es, el espacio interior de la persona creado por la soledad; o si se prefiere, por el mundo de expectativas que se forma primero en la adolescencia y, más adelante, cada vez que la soledad se hace hueco en la vida. Para que cualquier tipo de enamoramiento sea posible, la soledad tiene que abrir el espacio interior necesario. Una persona satisfecha, llena, no puede enamorarse: hay que estar abierto, tener un lugar donde recibir al otro. Además, el posible enamoramiento está fuertemente condicionado por el modo como se ha configurado ese espacio interior. A esta peculiar situación personal la llamo predisposición fundamental (Viladrich), porque pienso que la libertad tiene ahí un papel importante, no siempre bien comprendido. En cualquier caso la predisposición fundamental es la situación psíquica que de modo paradigmático se dibuja en la adolescencia.
Hablo de soledad porque es el modo fenomenológico en que se manifiesta en nuestra conciencia. Si viésemos el tema desde la pirámide de las necesidades humanas de Abraham Maslow nos estaríamos refiriendo al tercer nivel: necesidades de afecto y pertenencia. El enamoramiento puede surgir cuando aflora a la conciencia esta necesidad, cuando advertimos su carencia. Esto en lo referente al enamoramiento relativo a la relación hombre-mujer, los demás enamoramientos se producen también cuando advertimos carencias en esa pirámide de necesidades. Con las necesidades satisfechas no se advierten, y la persona no se mueve, no se abre. Para abrirse es necesario de algún modo advertir una carencia.
Enamorarse está relacionado con abrir campos de experiencia, nuevos campos de experiencia. En una situación personal cerrada, donde no se advierten necesidades, no tiene cabida el enamoramiento. Enamorarse tiene mucho impacto en la vida personal, significa una reordenamiento de la entera existencia. Es evidente que para abrir esa puerta, para abrir nuevas posibilidades hay que sentir necesidades, estas de algún modo nos espolean a cambiar, nos abren a enamoramientos.
Siempre eh tenido la duda!.. Sí las personas que andan con alguien por soledad.. Sienten atracción física por su pareja!… ???
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Realmente es una situación curiosa, tener pareja y sentir soledad, desde luego da la impresión de que algo sucede y yo también apunto en la misma linea que tu: carencia de atracción por la propia pareja.
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