Ya hemos visto que una clave de la amistad está en la aceptación. Desde luego el amigo debe aceptar nuestros valores, debe aceptar nuestras elecciones fundamentales. Es desde esta aceptación desde donde vamos a poder realizar el relato de nuestra vida, que se construye en el diálogo en los encuentros. Por esto la elección de los amigos es de una gran influencia en nuestra vida. Somos aceptados por el amigo, eso abre a la confianza, desde ahí también sus valores van a encontrar la puerta de nuestra existencia abierta y configurar sin trabas.
En realidad esto hay que matizarlo, no van a configurar sin trabas, hay diferencias de valores y de modos de ver entre los amigos, no se trata de uniformidad, sino más bien de diversidad, lo que sucede es que ese modo de ver, esos valores van a ser acogidos del modo más favorable, van a ser considerados bajo su mejor prisma y por ello van a tener un peso especial en nuestra vida. Por eso la amistad es curiosamente la que mejor acepta la diversidad. Resumo: Los amigos pueden tener valores diversos y aceptan los valores del otro, que no necesariamente hacen propios, pero sí que se encuentran en la posición de poder entenderlos en un contexto emocional positivo, por ello tienen una especial permeabilidad a esos valores, que van a constituir enseñanzas para su propia vida.
La aceptación de los valores y su permeabilidad en la amistad, adquiere una importancia especial en la adolescencia porque en ese momento la elección de valores aún no se ha fijado, es todavía digamos provisional y por ello las influencias son especialmente determinantes. El adolescente está en búsqueda de su propia identidad. Esta es configurada por un grupo de valores que marcan las elecciones fundamentales. Son los amigos los que proporcionan en un contexto positivo ejemplos de elecciones a veces radicalmente diferentes de las que el adolescente ve en su ambiente familiar. Esto hace que el adolescente abra la boca por la admiración y deje entrar esos ejemplos que abren a posibilidades diferentes, que le parecen oportunidades que le estaban cerradas por lo que ahora ve como cerrado ambiente familiar. Esos ejemplos son percibidos como apertura al mundo y posibilidades de adaptación a lo nuevo, a su generación, algo que su casa parecía cerrarle con sus valores rancios. Este periodo de gran permeabilidad a los valores se irá cerrando cuando quien comienza a salir de la adolescencia comienza verdaderamente a elegir en los dos grupos de valores recibidos cuáles son los que realmente se ajustan a su modo de ser, que mientras tanto se ha ido perfilando de forma mas clara. Y en la elección habrá aceptación y rechazo de los valores nuevos recibidos de los amigos y también recuperación de valores del núcleo familiar, que ahora son vistos de un modo más profundo y nuevo, con otra dimensión.
Resumiendo este punto, amigo es quien acepta nuestros valores y su consecuencia, nuestras elecciones fundamentales y desde ahí es en realidad quien nos acepta como personas, y por ello quien nos entiende de verdad, ante quien no debemos ocultarnos, no sentimos ese necesidad, sino la contraria: abrirnos, dejar al descubierto los elementos de nuestra vida para poder poner orden en ellos. Consecuencia somos especialmente permeables a los valores de los amigos.