Una afirmación central de la antropología moderna es que «hace unos 45.000 años la cultura entró en un período de despegue. Con anterioridad a esa época, la evolución biológica y cultural se producían en tasas comparables, y los cambios biológicos y culturales estaban estrechamente interconectados. Tras el despegue, la tasa de evolución cultural se incrementó dramáticamente, sin que se produjera un aumento simultáneo en la tasa de evolución biológica (…) para comprender los últimos 45.000 años de evolución de la cultura, el énfasis principal ha de ponerse en los procesos culturales más que en los procesos biológicos».
La cultura por tanto es el centro de lo que denominamos humano, o si se quiere antropológicamente, perteneciente al homo sapiens, y consiste en los modos de pensar sentir y actuar de los integrantes de una determinada sociedad. La cultura la integra tanto ideas como conductas aprendidas socialmente. Sería en la sociedad humana, algo así como el software, siempre que en este incluyamos también conductas. La conducta, y dentro de esta sobre todo la costumbre, integra la cultura tanto como las ideas o modos de pensar.
Nacemos y vivimos en una cultura concreta, trabajamos desarrollando una cultura. Nos acercamos a las demás culturas, pero siempre a partir de la nuestra que constituye nuestro núcleo, el nido que nos da cobijo y nos permite vivir. Comprender al ser humano es por tanto comprender la cultura en la que vive. La cultura nos da los elementos fundamentales de relación con los demás seres humanos, es decir construye la sociedad y también la relación con la naturaleza. Los valores de cada cultura tienen esos dos ejes: relaciones humanes y relaciones con la naturaleza. Ambas dan la posibilidad de futuro. Las relaciones humanas sociales configuran el fenómeno de la política. Las relaciones con la naturaleza configuran las fuentes de riqueza y la posibilidad de supervivencia en el planeta, en la zona del planeta concreta en que se desarrolla la cultura. Ambos grupos de relaciones se configuran por un grupo de valores que son el eje de la cultura, esos valores con mucha frecuencia han sido organizados por una religión. El dios de la cultura, su espíritu es una clave que permite al ser humano organizarse.
El ser humano, ser instintivo y emocional, se organiza socialmente con una cultura. La cultura recoge sus necesidades y tiene también el mismo tinte emocional del hombre/mujer. Desde la cultura se matiza socialmente la emoción. De modo que la emoción tiene un aspecto social-cultura inescindible de ella. La emoción no es un fenómeno solo individual, es cultural. Las emociones son transculturales y pertenecen a la esencia del hombre/mujer individual: todo hombre/mujer las expresa, pero al expresarlas adquieren una modulación social que se convierte en su forma de presentación. Por esto la cultura es también emocional y expresa y vehicula emociones y sentimientos.
Muy interesante este texto porque habla de puntos que muchas veces no se relacionan con la cultura como es la emoción (yo siempre he pensado que se trata de algo más personal) pero de alguna manera parece que la cultura matiza socialmente ese comportamiento nuestro ante una emoción y por eso reaccionamos de determinada manera aunque no nos demos cuenta de que lo que hacemos y como lo hacemos nos lo marca la sociedad, la cultura a la que pertenecemos.
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si la cultura matiza la expresion emocional y no es lo mismo un japones que un latino… la fuerza de lo social en el ser humano es muy grande, no determinante, pero si inevitable
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