Como funciona la atención

He continuado esta entrada con algunas ideas prácticas en mi blog de Educación Emocional.

Esta es una entrada algo más larga de lo habitual, pero no he sabido por donde cortarla sin que el tema se resintiese, así que el esfuerzo espero que compense por la importancia del tema.

Vamos a ver el proceso que recorre un estímulo, desde que es percibido por nuestros sentidos, cómo es seleccionado entre la multitud de estímulos que recibimos y que son desechados, hasta llegar a recibir nuestra atención. De modo sintético la pregunta que me planteo es ¿cómo llega un estímulo a ser seleccionado por nuestra atención?

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Es decir, me gustaría aclarar cómo es proceso de selección de los estímulos que nos proporcionan nuestros sentidos y nuestro sistema emocional en su conjunto, y qué es y qué papel juega la atención dentro de nuestra percepción y de nosotros mismos como personas.

Lo que se denomina estímulo o impulso puede proceder del externo o del interno de cada persona. El estímulo o impulso lo captamos básicamente a través a las sensaciones percibidas en un momento determinado. No olvidar que la ciencia cada vez más deja claro que las emociones (impulsos internos) se captan por sensaciones que detectamos en algún lugar de nuestro cuerpo, en algún órgano. Esta operación la hace el cerebro, que proyecta, por ejemplo, el miedo en el estómago, con un cerrarse la boca del estómago. Las sensaciones de estómago contraído son de nuevo integradas e interpretadas como miedo por nuestra cognición.

La atención se va directamente al objeto del peligro. El miedo queda en la base de esa atención y más a fondo en esa misma base las sensaciones de estómago cerrado. Si hablamos de ello normalmente nos referiremos al objeto que ha creado el peligro, si nos detenemos es posible que también hablemos de que hemos sentido miedo, en tercer lugar podemos reconocer que ese miedo lo reconocemos por el estómago contraído. En algunos casos percibimos las sensaciones del estómago por un lado y la información cognitiva o racional por otro sin que percibamos la conexión.

Voy a poner un ejemplo. Nos ha entrado en el banco el recibo del seguro de hogar, que pagamos una vez al año, pero no recordábamos que era ahora, y nos ha dejado la cuenta sin dinero suficiente para pagar la hipoteca de la casa que hay que pagar en solo dos días. Lo que percibimos es que esa noticia nos ha creado un nudo en el estómago y la atención se va a buscar las maneras de salvar la situación buscando dinero para realizar el pago. Cuando hablamos con nuestra pareja le decimos: «Estoy preocupado porque va a entrar el recibo de la hipoteca y no hay dinero en el banco». Frase en la que reconocemos el miedo (la preocupación es un miedo que anticipa el futuro) y nos vamos directamente al objeto externo que lo ha provocado.

La secuencia de elaboración es impulso (noticia del pago del seguro que llega vía vista al “ver” un extracto de la cuenta del banco), elaboración del cerebro que determina vía sistema emocional “preocupación” y proyecta las sensaciones al estómago, percepción del miedo en el estómago.

En el proceso la percepción es cognitiva por medio de pensamientos que percibimos a poco que pongamos la atención en la preocupación originada. Ojo, podemos no poner la atención en esa preocupación, este es un dato importante, y una conducta frecuente: podemos poner o no la atención en ese nuevo impulso. Una constatación, el poner o no la atención no va a hacer que la preocupación se vaya. Si ha surgido la preocupación, si el sistema emocional ha desencadenado la emoción, esta se va a mantener ahí, en el estómago, hasta que le hagamos caso. Podemos decir, luego pensaré en ello, y mientras lo hacemos, la preocupación se mantendrá contrayendo nuestro estómago. Solo una resolución en la realidad del problema va a hacer que el miedo desparezca. El miedo desaparece como avisador cuando desaparece el peligro.

Una observación: No percibimos los hechos sin más, los percibimos en el marco de una evaluación emocional. Esta evaluación es un ajuste, que el sistema emocional hace de forma rapidísima, del nuevo dato chequeando nuestras necesidades. Es decir, el sistema emocional evalúa cuánto desajusta el nuevo dato el equilibrio de necesidades en el que estábamos antes de percibirlo. Y estará ahí avisando hasta que ese equilibrio sea restablecido de forma satisfactoria para nosotros.

Ahora podemos ir a la atención. Nuestra atención es como un selector, un foco que selecciona los impulsos o estímulos (que son sensaciones como hemos visto arriba) que están presentes en un momento determinado. Los estímulos o impulsos generan por tanto desequilibrios en el equilibro de la persona en un momento determinado. Cada ser vivo es una homeostasis continua.  Los estímulos son muchos en cada momento, físicos de bienestar o malestar del cuerpo, que apuntan a necesidades básicas, desde moverse a respirar, desde comer a necesidades fisiológicas, pero sigue por todas las emociones que van suscitando las diversas cosas que nos suceden o que nos han sucedido y están ahí sin resolver, almacenadas en el cuerpo.

 Todas esas sensaciones se presentan a la conciencia como objetos de interés o deseo en un momento determinado. Aunque interés y deseo parecen términos muy diferentes, aquí los uso como sinónimos. La acepción de interés que utilizo es la 4ª que incluye el diccionario RAE: «Inclinación del ánimo hacia un objeto». Y ahora se entenderá que la atención selecciona entre los objetos de interés o deseo, entre todo aquello que se le presenta en un momento determinado.

¿Qué hace que un objeto de interés o deseo «brille» o destaque entre los demás de modo que atraiga la atención. Aquí distingo entre deseos y objetos de interés. Los deseos brillan por su mayor o menor conexión con la necesidad que lo origina. Los deseos se originan como formas concretas de satisfacción de necesidades. Por ejemplo, siento hambre, e inmediatamente surgen multitud de objetos de deseo: hay muchas cosas que me apetecen. Los deseos son muchos, la necesidad una. Cualquiera cosa que coma el hambre va a disminuir. En este punto la atención decide entre todos los deseos cuál satisfacer. También podemos decir que estamos enganchados a nuestras necesidades (algo obvio teniendo en cuenta que somos un ser vivo) y cada una de ella genera múltiples deseos.

El interés son todas las cosas que van en nuestra experiencia y que percibimos como elementos que nos ayudan a satisfacer necesidades o directamente las satisfacen. Aquí entran todas las necesidades del ser humano, resumidas de un modo esencial, necesidades de seguridad, de libertad y de amor y también necesidades espirituales (ver la pirámide de Maslow). El interés es algo forjado en nuestra experiencia vivida que entendemos nos ayuda a la satisfacción de nuestras necesidades. Además el interés crea el interés, un interés sin atención termina desapareciendo, por el contrario interés con atención crece.

En todo este sistema, la atención es el foco personal que selecciona entre el conjunto de intereses y deseos, es decir se trata de algo fundamental en nosotros mismos, digamos nuestra herramienta fundamental. Porque ese foco que selecciona y marca el interés o deseo seleccionado en cada momento no es un foco totalmente libre que atiende por igual a cualquier impulso (sensación) que se le presente. Primero porque esas sensaciones están ya seleccionadas por los intereses (atención puesta previamente) y deseos (necesidades operantes en un momento determinado). Segundo porque algunas sensaciones y emociones tienen la propiedad de focalizar fuertemente la atención, como por ejemplo el miedo. Y tercero, porque la atención tiene su propia historia personal, su recorrido, y este marca también el presente.

Es decir la atención es una herramienta y se puede utilizar con mayor o menor destreza, no es totalmente libre, está condicionada y hay que trabajar con esos condicionantes. Esto significa que la atención se mantiene en función de la historia personal, de modo que la atención hace crecer el interés y el interés hace crecer la atención y ese ciclo se va fijando en la historia personal facilitando o entorpeciendo la atención en cada momento y ante cada objeto.

Conclusión, la atención es una poderosa y muy importante herramienta personal, pero su libertad de ser fijada donde nosotros queremos no viene dada de por sí, es una conquista de cada persona sobre sus condicionantes, exactamente la misma conquista de la libertad personal. La atención es la principal herramienta de la libertad personal.

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