Vamos a trabajar con la pirámide de Maslow, que añadimos al texto con alguna aportación personal que ayude a la clarificación que intentamos lograr.
Se podría decir que el trabajo está orientado a llenar las necesidades del primer nivel de la pirámide, es decir las necesidades fisiológicas: tener qué comer, donde dormir, unas condiciones de habitabilidad y comodidad, etc. El trabajo del hombre convierte en hábitat, en lugar adecuado para vivir, aquel ambiente que en principio no lo es. Como hemos comentado ya, el hombre habita desde el polo hasta el ecuador: a base de su trabajo el hombre hace habitable, convierte en hábitat, todos los ambientes y la mayor parte de nuestro trabajo está dirigido a mejorar esa habitabilidad, esa supervivencia del hombre allí donde se encuentre. Primero hay que llenar las necesidades fisiológicas, y hay que hacerlo cada día y a veces con mucho esfuerzo y coste, baste pensar en el coste diario de calefacción en una vivienda en una zona nórdica en invierno o lo que cuesta el aire acondicionado en verano en algunas zonas.
Después, como en el hombre todo está relacionado, conseguir de forma estable llenar esas necesidades nos proporciona elementos de seguridad, es decir el segundo nivel de la pirámide: no estar en el nivel de supervivencia, sino en el de seguridad. Es decir, que vamos a tener techo, comida, medios, etc., por un tiempo razonable, a veces incluso toda la vida. Que nos aseguramos cubrir nuestras necesidades.
Pero la función del trabajo no acaba ahí, también proporciona los medios para muchos de los objetivos que se plantean en el nivel 4 y el 5. La persona que vive desde el sentido de la existencia, es decir desde el nivel 5, organiza toda su actividad, es decir todo su trabajo en función del sentido de su vida, de sus necesidades del nivel 5.
Pero hasta este momento hemos considerado el trabajo como instrumento o medio fundamental para el hombre, es decir hemos considerado lo que conseguimos con el trabajo. La pregunta clave sin embargo es: considerado en sí mismo, el trabajo, ¿qué necesidades llena?, es decir, sin tener en cuenta su resultado, sino por sí mismo, por su naturaleza, el modo en que se ha realizado, los valores que la persona que trabaja mete en la realización de su actividad de trabajo, qué necesidades llena. Aquí la respuesta es bastante ceñida: el trabajo por sí mismo, no como medio, satisface necesidades del nivel 4, las llamadas necesidades de logro, de reconocimiento y autoestima. De un modo más bien colateral llena algunas necesidades de pertenencia del nivel 3. Uno se siente ligado a su trabajo, especialmente si este resulta satisfactorio. Y, viéndolo al contrario, se realiza mejor el trabajo que se siente como propio, es decir, si se siente pertenencia. Esta segunda parte es lo suficientemente importante para que muchas empresas en sus cursos a los trabajadores apunten como objetivo fomentar esa pertenencia, así aumentará la dedicación y el rendimiento.
No todas las necesidades del nivel 4 son satisfechas por el trabajo, pero si en una proporción importante, tanto que sin el trabajo este nivel de necesidades queda bastante insatisfecho. Baste pensar en las personas en paro, sin trabajo social reconocido y remunerado, cuando se cae en esa situación rápidamente la autoestima cae y la persona se deprime, encuentra que su vida carece de sentido. Recuerdo un caso en el que participé que consistía en ayudar a personas de una gran empresa que habían sufrido un ERE (expediente de regulación de empleo), personas con unos 50 años, que habían trabajado 30 años, que se encontraban con el sueldo íntegro, pero sin trabajo. Una situación teóricamente ideal: todas las necesidades de los 2 primeros niveles satisfechas de por vida, por lo que en apariencia se puede organizar una vida muy cómoda. La realidad no es así y a muchas personas les cuesta mucho organizarse y se deprimen, incluso en algún caso muy gravemente con tendencias suicidas. Recuerdo el caso de una persona que no dijo en su familia que había entrado en el ERE hasta un año después, durante ese año salía de casa todos los días como si fuese al trabajo, y se iba a una cafetería. Algo profundo de su autoestima se había quebrado.
Quizá este ejemplo deje claro todo lo que el trabajo aporta a la persona. Me gustaría añadir una puntualización. Sería interesante hacer una distinción hombre mujer. Este caso es de un hombre, el hombre parece ser más socialmente dependiente de un trabajo socialmente reconocido y remunerado, la mujer parece ser, hablando en términos genéricos, más adaptable, y no le afecta tanto el reconocimiento social de su trabajo, sabiendo ajustar mejor su vida en caso de que este falte.