La revista Scientific american en septiembre de 2014, que he comentado en varias entradas, me da la impresión que omite un rasgo muy específico del homo sapiens: es el único animal que habla.
Lo primero es distinguir habla de voz. El homo sapiens no es el único animal que tiene voz, ya que no es el único que tiene cuerdas vocales. Este órgano que produce el sonido de las vocales es compartido por muchos animales, los que lo tienen más similar al homo sapiens son el chimpancé y el cerdo. No se trata de un órgano específico para el habla, en sí mismo consiste en un órgano de control de entrada del aire por la laringe. Con su salida el aire produce sonidos en todos los animales que lo poseen.
En el homo sapiens produce como sonidos básicamente las vocales, las consonantes son producidas en la regulación de la salida del aire en la boca y narices, en toda la cavidad bucofaríngea. La voz, el sonido que se produce de ese modo, es totalmente específico de cada persona, tanto como la huella dactilar.
Esta personalización perfecta, es decir ser única, se produce porque la voz refleja nuestro estado de ánimo, nuestras emociones y nuestra situación en cada momento, y esa situación en cada momento también recoge nuestra historia, de modo que la voz también depende de la edad.
Por tanto lo específico de la voz, y de las cuerdas vocales, es que han llegado a alcanzar una regulación notabilísima que produce una inmensa variedad de sonidos. Es decir lo verdaderamente clave es la regulación que realiza el cerebro en un órgano que en principio no es para el habla.
A partir de esa voz se produce verdaderamente un salto que es la transformación de la voz en habla, de los sonidos en palabras y significación. Esta transformación es específica del ser humano. El animal, aparte del homo sapiens, que más palabras tiene es el delfín y tiene 64 en los últimos estudios. Un niño, en los 2 o 3 años aprende unas 30 palabras diarias, es decir una capacidad sin comparación en todo el mundo animal.
La transformación de la voz en habla consiste en que en una conversación oímos primariamente los significados y para escuchar la voz tenemos que poner atención. Normalmente ponemos atención en la voz en los primeros momentos de una interacción y después nuestra atención se focaliza en los significados. El conjunto de contenidos que transmite la voz, y en general el cuerpo, se llaman lenguaje no verbal o corporal, y necesitan de un esfuerzo específico de atención para ser captados. Todos esos contenidos denotan específicamente la persona que habla y no la generalización de la palabra.
La capacidad específica del ser humano es poder centrarse en los significados. Los significados son el mundo etiquetado por el cerebro, las etiquetas son las palabras. Cuando hablamos intercambiamos las percepciones del mundo elaboradas por nuestro cerebro. Nos intercambiamos trocitos del mundo etiquetado de una forma muy personal que en su raíz tiene que ver con nuestra experiencia. Digo en su raíz, porque el etiquetado se puede hacer en capas sucesivas cada vez más distanciadas de la experiencia de los sentidos. Es decir, en grados de abstracción cada vez más elevados, más distantes de la experiencia, y que son cada vez más generales con el peligro de ser más inexactos. La palabra es por tanto etiqueta que generaliza.
Hay un hecho además, la palabra se crea en un grupo humano particular, no es creación del individuo, sino del grupo. La palabra se crea en una lengua particular, la perteneciente a un grupo humano y a su relación con el entorno y los modos de supervivencia que utiliza. Sin grupo humano no habría habla, ni palabra por tanto.
Además, es de un grupo, no de todos los seres humanos. No hay una lengua, un idioma único, hay múltiples, y por tanto especifican grupo. Los seres humanos han salido adelante en grupos que elaboraban dentro de si una lengua específica que expresaba una cultura, un modo de relación global con el entorno. Cada grupo humano tiene una lengua propia que lo especifica como grupo.
Después hay intercambio y comunicación entre lenguas y culturas, el individuo puede acceder al habla y por tanto a la cultura específica de un grupo diferente al suyo de origen, aunque esto no sin una cierta dificultad y una necesidad de superación de barreras. Las lenguas y culturas pueden comunicarse y por tanto en cierta medida mezclarse. Lo que es propio de todos los individuos de la especie homo sapiens es la capacidad de tener una lengua y comunicarse por significados. Esta capacidad está directamente relacionada con el cerebro, tanto que puede funcionar sin la voz, que ha sido su primer y principal vehículo, pero no el único, ya que el homo sapiens ha buscado otros modos de transmitir los mismos significados del habla que elaboraba su cerebro, singularmente la escritura, que constituye un nuevo modo de simbolización grafica de nuevo específica de cada habla y de cada cultura.
Esta creación de cultura y de una lengua del grupo en su centro, es lo verdaderamente específico del ser humano, del homo sapiens. Así que recapitulemos, hay voz, sonido creado por las cuerdas vocales (vocales) y la salida del aire por la cavidad bucofaríngea (consonantes) que regulado por el cerebro crea multitud de sonidos diversos. Estos sonidos conforman la voz de cada persona y reflejan su situación emocional y su historia personal y también tienen que ver con el grupo en el que se han aprendido, y la lengua específica que utiliza ese grupo. Todo esto es la voz.
El habla es la interpretación que hace el cerebro de esos sonidos, interpretación rapidísima de los significados de cada palabra que emite la voz. Cada palabra dirige a un significado diverso que refleja el mundo de la experiencia de la persona dentro del grupo en grados de abstracción cada vez más elevados. Cada ser humano accede a la experiencia más a través de esta transmisión de significados por la secuencia: voz, palabra y significado decodificado por el cerebro, que a través de su propia experiencia a través de los sentidos que le conectan a la tierra en que vive. En un estadio posterior accede también a esos significados a través de la escritura.
Podemos por tanto resumir que lo más específico del homo sapiens es que accede a la experiencia, a su relación con el entorno de modo prioritario a través de los significados de la palabra en el contexto social de una cultura que distingue a su grupo. Su acceso directo a la experiencia como individuo queda reducido prácticamente a una comprobación de que el acceso principal a través de la palabra es correcto. Esto configura un animal realmente singular: un animal social que funciona en grupos y que accede a la experiencia de modo principal a través de la transmisión de la experiencia dentro del grupo, transmisión codificada en la lengua: palabras del habla que generalizan significado. Todo esto es posible básicamente por el cerebro del homo sapiens y su desarrollo, que ha transformado la voz en habla.