Voy a hacer una serie de entradas comentando el libro de Martin Buber, Yo y Tu (Caparrós Editores, Colección Esprit, Traducción de Carlos Díaz. 1998), que ha sido fundamental en mi evolución y en mi manera de comprender al hombre.
Para Martín Buber el ser humano libre es el que descubre la relación Yo-Tu. En la medida en que descubre esa posibilidad y establece relaciones reales Yo-Tu, el ser humano es libre.
Hay que advertir de salida que hablamos de «ser humano libre» y no de libertad. En Martín Buber no hay una idea genérica de libertad aplicable, hay seres humanos en tránsito que avanzan o retroceden, que descubren su libertad y la crean o que, por el contrario, no la descubren y quedan encerrados.
Para Martín Buber la libertad es una revelación, una visión del hombre y una misión descubierta en ella. La libertad depende de la actitud que toma el ser humano. De la actitud depende, ver o no ver, descubrir su misión o no, encontrar su vocación o quedarse atrapado.
¿Cuál es la revelación?: «Para el ser humano el mundo es doble, según su doble actitud hacia él» (p.11).
El mundo es diferente según la actitud de cada ser humano, lo que es lo mismo que decir que la actitud ante el mundo de cada persona, de cada uno de nosotros, determina este. ¿Qué quiere decir esto? Que si alguien es un explotador de la naturaleza, su mundo se organiza según esa actitud: ve la explotación y no ve otra cosa.
Nuestro mundo tiene que ver con nuestra mirada. Esto quiere decir que nuestro mundo no es objetivo, está construido en función de nuestros intereses, que son precisamente lo que dirige nuestra mirada.
Dentro de esa mirada hay dos prismas posibles, Yo-Tu y Yo-Ello. Todas las personas tienen ambos. O mejor, el Yo-Ello está presente en todas las personas, el yo-tu es un descubrimiento que permite acercarse a lo que las cosas son, integrarlas como finalidad en nuestra vida. El Yo-Ello es la mirada instrumentalizada, el Yo-Tu la mirada que permite descubrir nuestra finalidad personal en acuerdo con la finalidad intrínseca de las cosas, o mejor de cosas que se han convertido en un “tu”.
Ambos prismas son relaciones. Estamos siempre en relación, la relación es anterior al ser. Es más nuestro ser, nuestro yo toma conciencia de sí mismo al tomar conciencia de la relación. Cada relación deja como reflejo algo de lo que somos como persona.
Precisamente por esto la presencia de relaciones Yo-Tu es imprescindible para la libertad, porque pone finalidades fuera de nosotros mismos. En una relación Yo-Tu el otro ser es fin para nosotros y no podemos reducirlo a medio. Sin fines no hay libertad. Sin descubrimiento de Yo-Tu en nuestra existencia nos quedamos encerrados en el solipsismo, no podemos superar las barreras de un mundo que no se abre, solo existe o solo puede ser conocido, es lo mismo, el propio yo.
Me encanta, es sumamente interesante… Gracias por compartir.🙏
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