Esta es la séptima y última entrada comentando el libro de Martin Buber, Yo y Tu (Caparrós Editores, Colección Esprit, Traducción de Carlos Díaz. 1998), que ha sido fundamental en mi evolución y en mi manera de comprender al hombre.
Parece que nos hemos ido muy lejos, pero ahora es fácil responder: ¿qué es para Martín Buber la libertad? Ahí va la respuesta: las posibilidades que se abren después de establecer una relación Yo-Tu. No hay libertad sin relaciones Yo-Tu. Estas nos permiten abrir el mundo y ser creadores… y la libertad es siempre creadora, la libertad es lo que introduce la novedad en el mundo. Buber dice: alguien «sólo es libre y por ende creativo en cuanto que es capaz de hacer y soportar en su propia vida ese acto esencial, en cuanto él mismo entra en la relación» . La libertad es entrar en la relación, es entrar en ese mundo que está fuera de la utilización. Solo quien descubre ese mundo es libre. «El mundo del Tu no está clausurado. Aquél que con su ser concentrado, con fuerza relacional resucitada se dirija hacia él, tendrá la libertad» . La libertad se encuentra en el mundo del Tu. La libertad se da en los encuentros. Una Yo llega a ser libre a través de sus encuentros, en los que se expresa de un modo totalmente suyo, particular, en donde se expresa como persona individual y a la vez estableciendo una relación.
¿Cómo se vive la libertad subjetivamente?, ¿como la experienciamos? Con las siguientes emociones:
- ilusión
- motivación
- ganas de vivir
- motivos para un tiempo lleno
- entusiasmo
- creatividad
- respeto a cada cosa como es
- novedad y admiración
- descubrimiento de la belleza
No tengo una demostración racional para este punto, solo la experiencia personal, por ejemplo, del enamoramiento, de los encuentros que hemos descrito. Por ello solo puedo apelar a las vivencias de cada uno. Desde este punto de vista subjetivo, no obstante, el centro de la experiencia es universal.
Es decir, para concluir, hay dos formas de mirar, que significan dos formas de vivir… En una ampliamos la visión, entramos en el terreno de lo nuevo, en resumen, creamos. En la otra sacamos partido a lo descubierto, usamos, utilizamos… Ambas son necesarias, pero una se nos impone y la otra necesita que estemos abiertos al mundo, necesita que nos sintamos integrados en el mundo parte de él, en comunión y no algo separado de él.
En las manos de cada uno está su forma de vivir y su actitud. Esa es la libertad, escoger nuestra actitud. Todo consiste en estar abiertos, en no cerrarse… en no tener miedo. El miedo nos puede paralizar y meternos en la lógica de la seguridad, de donde nacen el dominio y la explotación… y no dejarnos salir de ella. Hace falta una mirada confiada. Os deseo la mirada que descubra de nuevo el mundo y toda su belleza.