Esta no es una entrada al uso sobre la antropología emocional, es mi opinión sobre lo que veo, evidentemente sobre las emociones. Uno de los temas que me preocupa hace tiempo es la comunicación y la formación de la opinión pública y las emociones y sobre eso voy a escribir, aunque aún sean ideas todavía poco conformadas.
Y quiero hablar de un fenómeno que observo desde hace ya bastante tiempo: el periodismo emocional deportivo. Hoy mismo he tenido un ejemplo. Me gusta el futbol y me interesa saber cómo le van los partidos en un fin de semana. Hoy domingo he puesto las noticias de deporte en una cadena de ámbito nacional después del noticiario del mediodía. He tardado en enterarme de los resultados de ayer. He sabido enseguida que Neymar había marcado 4 goles, que era la primera vez que marcaba tantos, del baile que hizo después de uno de ellos mezclado con escenas brasileñas de baile sacadas de no sé dónde, que Messi lesionado estaba en la grada viendo el partido, que ahora Neymar es el líder del equipo, aunque él lo niega, que además Neymar ha hecho la asistencia a Suarez por otro gol. Sin embargo he tardado en enterarme del resultado del partido y después de 10 minutos no había visto los goles del encuentro, de los 2 que ha marcado el Rayo Vallecano ni noticia. Me he cansado de esperar a ver mis goles y he cambiado buscando otra cadena.
Porque llamo a esto periodismo emocional, porque atiende a las sensaciones y al impacto emocional en los espectadores antes que lo que yo denominaría la información del partido. Atiende antes a lo particular que a lo general. A Neymar antes que al Barcelona, a sus goles antes que a los del partido. Y si hay un equipo de los que se llaman modestos, que no atraen tanta atención mediática, pasa prácticamente desapercibido. Es decir se mide por el impacto mediático y otras consideraciones pasan a segundo plano. El impacto es un fenómeno emocional.
Yo me dedico desde hace años a la formación en emociones, lo que implica que para mí es uno de los déficit más notables por ejemplo en nuestra educación. Sin embargo desde hace años las emociones y lo emocional atraen la atención y los enfoques y la manera de ver los acontecimientos y las cosas van variando con ello.
Sin embargo el considerar que emociones y sentimientos son importantes no implica considerar que todo debe verse en su prisma, o mejor dicho que el prisma emocional es único. De hecho, la percepción del ser humano es un equilibrio entre razón y corazón, por decirlo de un modo sencillo. Ni la razón sin corazón, que es el mundo del que venimos y que a mí me ha hecho reaccionar para subrayar la importancia de las emociones, ni corazón sin razón. Este corazón sin razón es la impresión que me he llevado viendo esas noticias deportivas y por ello las denomino emocionales.
¿Cuál sería el gran problema del corazón sin razón? Desde mi punto de vista fácil de decir: la desconexión con la realidad. En el fondo ambos sistemas de percepción funcionan de común acuerdo poniéndonos en contacto con la realidad en la que vivimos y de ese modo poder dar una respuesta personal. Sin cualquiera de esos dos sistemas, sensibilidad emocional y racionalidad, nos desconectamos de la realidad.
Un sistema informativo, como esos noticieros deportivos a los que me refiero, en el fondo nos trata como inútiles, como incapaces de hacer un juicio por nosotros mismos. Nos escamotean la información, lo objetivo, lo racional y por ello nos dan la opinión y la postura ya hecha y de eso modo nos desconectan de lo que sucede en la realidad y perdemos la originalidad de ser persona que implica tener un punto de vista único y original. Entramos en un marasmo emocional que es manipulativo, que no nos deja hacernos nuestro propio y personal juicio y por eso no es información, son impactos emocionales de otros, son emociones ajenas, no nuestras. Y las emociones son lo más personal.