Destino Oculto o también Agentes del Destino es una película de ciencia ficción de una categoría especial: la teológica. Te vas a encontrar con una película de Hollywood de buen ritmo, bien llevada y que mantiene el interés. Además ha sido protagonizada por Matt Damon y Emily Blunt, apuestas seguras. Ha sido dirigida, escrita y producida por George Nolfi, partiendo de una novela de Philip K. Dick titulado Adjustment Team.
El tema es el Destino. Hay destino o libertad. Con esto te vas a enfrentar: la vida de cada ser humano es decidida por su libertad, lo que la filosofía y teología clásicas denomina libre albedrío: sus concretas decisiones, o por fuerzas superiores que han organizado la vida de cada persona sometiéndolas a un plan. En teología sería lo que se denomina el conflicto entre la libertad y la divina providencia. El tema de Dios no aparece explícitamente en la película, pero el tema de la divina providencia y del libro de la vida, donde está registrada con anticipación la vida de cada persona, constituye la trama fundamental. La película te va a poner ante creencias profundas de lo que piensas que es y lo que esperas de la vida.
En la película hay una serie de agentes del destino que se ocupa de que las prescripciones del libro se cumplan y por tanto de que cada persona realice su destino, manteniendo la apariencia de ser libres. La historia está escrita con anticipación en un plan y los agentes vigilan para que así suceda, impidiendo que las personas se salgan del guion.
Este es un viejo tema de la teología y el film lo plantea como dilema: o cada uno de nosotros con su libertad está escribiendo la historia o lo hace el director, en la cima de la jerarquía de agentes del destino. No te vas a plantear si existe Dios, sino más sencillamente si hay un destino, un plan para los seres humanos, para la historia.
No hay duda en la película de la convicción subjetiva de tomar decisiones y por tanto de la idea subjetiva de que tomamos decisiones personalmente. Esto es un dato fenomenológico, cada uno podemos comprobarlo en nuestra propia percepción, pero también es un dato que la teología acepta desde siempre, aun pensando que la historia la escribe el ser supremo.
La idea de una historia ya escrita proporciona seguridad: de ese modo no dependemos de las decisiones que van tomando los seres humanos en función de intereses diversísimos, que vete a saber por dónde nos podrían llevar. Proporciona seguridad saber que podemos confiar en alguien o algo bueno, en la Divina Providencia mejor que en los seres humanos, tantas veces irracionales, descerebrados, asesinos. La película lo subraya en una conversación donde un agente del destino de nivel superior dice que al comenzar el siglo XX se dejó la historia en manos de los hombres, “y ya ves dónde hemos llegado: dos guerras mundiales, bomba atómica, holocausto, el Gulag, etc. etc”. No queda más remedio que alguien con sentido haga que se cumpla un plan coherente. El plan es el centro. Y en el fondo es lo que te pide que respondas: ¿hay un plan?
El plan va adelante con “ajustes” pequeños sucesos que hacen o que no conozcamos a una persona concreta o que no llegamos a tiempo a algo,… y de ese modo nuestra vida cambia. Dicho en lenguaje tradicional: es la divina providencia que nos va conduciendo por nuestro propio bien.
¿A que conduce la película? A que nos planteemos nuestra libertad, el peso de nuestra libertad: podemos escribir nuestro destino, nuestras decisiones tienen un peso en nuestra vida y nos llevan por un lugar o por otro. Y no solo son importantes para la propia vida, lo son para el sentido de la historia.
Y… ¿qué decisiones puedes tomar?, ¿cuál será tu guía? La decisión de David Norris (Matt Damon) está marcada por su corazón. Es el corazón, nuestro sistema emocional, el que nos da las pistas fiables. David Norris sigue la intuición de que su enamoramiento de Elise Sellas (Emily Blunt) es lo que dará contenido a su vida, lo que hará que su vida tenga sentido. Lo demás de la existencia, incluso su prometedora carrera política, pasa a segundo plano, y se empeña, contra viento y marea en hacer realidad lo que quiere que suceda.
Su corazón se opone al plan de los agentes. No hay bien para las personas que no pase por el corazón de estas (¿o es el corazón el que marca un plan más sutil?). Te vas a encontrar ante un conflicto entre corazón y razón organizadora de la vida. Entre libertad personal y organización racional de la existencia. Disyuntiva en la que tarde o temprano, entramos todos, también tu y yo.