No, no me he equivocado en el título. El carnaval es quitarnos una careta. Durante unas horas todos somos como no somos, nos disfrazamos para ser quienes no somos en realidad, nos ponemos una careta para poder esconder nuestra imagen. Esta es la esencia del carnaval, algo que tiene mucho que ver con nuestro sistema emocional.
La emoción base del carnaval es la vergüenza. La vergüenza es un miedo, miedo a habernos excedido, a haber llegado más allá de dónde nos parece que podemos, o que debemos llegar. Por eso la vergüenza tiene que ver con nuestra identidad, con nuestra propia imagen. O mejor, tiene que ver con nuestra identidad social, con la imagen de nosotros que vemos reflejada en los demás, o que creemos que los demás perciben en nosotros. Tiene que ver con nuestro rol, con el papel social que hemos adquirido, que presentamos a los demás.
El carnaval es la posibilidad de no ser quienes somos, de quitarnos la careta, poniéndonosla. En el fondo de dejar aparecer facetas que se pasan todo el año escondidas. También somos esa persona que aparece bajo el disfraz. Ese rol que nos tapa puede desaparecer durante unas horas y ya no sentimos el peso de la responsabilidad, podemos dejar salir cosas nuestras, aspectos de nosotros mismos que se pasan mucho tiempo reprimidas, escondidas. En el carnaval, detrás de una máscara, podemos dejar salir esos aspectos nuestros que nunca dejamos aflorar, que la responsabilidad social no nos deja sacar.
Es como quitarse una carga y respirar y poder ser uno mismo de manera más plena y por eso brota la alegría, una energía insospechada que estaba ahí oculta, escondida. Es poder mostrar esas facetas que a veces son incluso tabú. Es una fiesta libre y de la libertad más personal. O quizá es sacar aspectos de nosotros mismos que no queremos reconocernos ni a nosotros mismos, pero que son reales, ahí están.
Por eso el carnaval cuaja a lo largo y ancho del mundo, es casi una necesidad, porque lo social, como pertenecientes al homo sapiens nos pesa mucho. Somos una especie profundamente social. Librarnos de ese peso alivia y mucho. En el carnaval durante unas horas o unos días podemos ser también sociales, pero en otras facetas, que nuestra situación habitual no nos permite. Por tanto corrijo, no somos como no somos, por podemos ser lo que somos ahí en lo oculto.
Luego hay dos emociones fundamentales en el carnaval: la supresión de la vergüenza y la alegría. Y la alegría es energía que se comparte, por eso el carnaval se convierte en fiesta, celebración.
Pero sería una pena que ese descubrimiento de nosotros mismos se quedase en una borrachera y basta. El alcohol es un inhibidor de la corteza cerebral por eso borra los límites sociales. Pero una vez pasada la borrachera esos límites vuelven a su sitio, junto a la vergüenza de recordar que los hemos traspasado sin querer.
Lo bueno sería que el descubrimiento más amplio de quienes somos fuese una adquisición personal, una ampliación de quienes somos más auténtica y más sincera con nosotros mismos y con los demás. Lo bueno sería que no necesitemos una careta para ser quien realmente somos, para poder sacar elementos personales. El carnaval puede ser un descubrimiento que nos hace más libres, un entrenamiento a ser más nosotros. Es muy sano quitarse las caretas de vez en cuando en la vida. ¿Qué piensas?
Muy acertado el artículo, pero para aquellas personas que les parece nada emocional sacarnos la careta, seria mejor ¿Quieres conocerte? o seguirás mostrándote lo que no eres? el sincerarse con uno mismo acarrea en nosotros grandes combates pero después de una buena lucha se crece, se anima, se fortalece para seguir buscando ese horizonte donde nos encontraremos con el otro yo que se había perdido a lo mejor por un problema emocional no resuelto.
Excelente articulo.
Me gustaMe gusta