Porqué antropología emocional

Adentrarse en el mundo de las emociones y sentimientos es adentrarse en el mundo de lo humano, de lo que es más profundo en el hombre, Durante siglos ha sido el terreno de la filosofía, de los amantes de la sabiduría. Solo al final del siglo XX las emociones han entrado en el terreno de la ciencia, han pasado a ser experimentables.

Desde ambos enfoques apuntamos a lo que es el ser humano. Ponemos al ser humano en el centro de atención. Y realmente aún no sabemos lo que es el ser humano, mujer y hombre, es difícil conocerse a uno mismo ya como individuo, como especie es aún una tarea más ardua.

Intentar comprender qué es el ser humano y qué son sus emociones y sentimientos es importante hoy porque hay un regreso a lo emocional y debería hacerse con el máximo respeto a lo que es el hombre. Respetar la persona humana es el objetivo y el límite de cualquier institución que se ponga como finalidad la educación emocional. No se puede sencillamente «utilizar» las emociones. Estas están en la esencia de cada persona. Manipular desde o con las emociones es tanto como manipular las personas. Es decir profundizar en la antropología emocional sería un límite ético para cualquiera que pretenda trabajar desde o con las emociones.

A la vez una adecuada antropología emocional debe también encontrar los límites que tenemos como especie. La visión del ser humano en el centro del universo, como rey de la creación, hace tiempo que ha sido ampliamente superada. El hombre y la mujer son seres que viven en la biosfera del planeta Tierra, y ya no pueden concebirse sin poner un tope a su impacto en las demás criaturas con las que convive y de las que también depende. La antropología emocional debe situar a la mujer y al hombre en su contexto, tanto evolutivo, como en su hábitat.