Te adjunto un cuestionario de pareja para poder conocer cómo está la situación. Se exploran 3 zonas de la relación. La primera es el beneficio para la propia identidad que proporciona tu pareja. La segunda el deseo que existe entre los dos. La tercera la solidez del vínculo.
Complicidad de pareja
Cuestionario de pareja. Identidad, Deseo, Vinculo.
A.
Identidad
Me siento reconocid@ como persona
Me siento reconocid@ como profesional
Me siento apoyad@ en lo que emprendo
Me siento apoyad@ en mis decisiones
Siento que puedo ir tras mis metas, cualquiera que sea
Te gusta lucirl@ ante tus amigos y compañeros
Te gusta lucirl@ ante tu familia
Me siento controlad@
Alguna vez te has sentido avergonzad@ por su actitud…
Cuál?
Realmente sientes que no l@
mereces…
Realmente sientes que no te merece
Te parece una buena persona
Hay alguna cosa de él/ella que no
te gusta
Su familia es pesada
Su padre no me cae bien
Su madre me controla
B.
Deseo
L@ reconoces enseguida entre la
gente
L@ deseas
Te sientes desead@
Ha llenado tus expectativas con el
sexo
Esperas con ganas la oportunidad de
tener relaciones
Te parece interesante, siempre por
descubrir
Te gustan gestos concretos suyos…
cuáles?
Cuando no está contigo, te
descubres pensando en él/ella, cuándo l@ volverás a ver
No suele tomar la iniciativa y te
cansa
Percibes su atracción por otras
personas
Sientes celos de algunas personas
Mira a otr@s
C.
Vínculo
Te sientes querid@
Echas de menos su ternura
Sientes que su apoyo no va cesar
Te gusta su compañía
Hay veces que te cansa
Te interesan sus temas
Te gusta mirarl@, se te va la mirada hacia él
Te es fácil contarl@ lo que te sucede
Te es fácil contarl@ tus sentimientos, aún los más profundos
Hay cosas que callas
Hay cosas que te piensas cómo las cuentas o cómo contestas
Sientes que como pareja has logrado lo que querías
De vez en cuando te sientes sol@
Te molesta depender tanto de él/ella
Te gusta y te relaja depender de él/ella
Sientes una confianza profunda
Hay momentos o situaciones en los que has sentido desconfianza
No respeta tus sentimientos
No sabe ponerse en tu lugar
Espero que te guste y por favor comenta tu opinión o mejor tu experiencia cuando lo utilices.
En los últimos 30 años la inmigración ha incidido fuertemente en España. Somos un país de emigrantes en los últimos 200 años, a América, especialmente Mexico, Argentina, Venezuela,.. y también a Europa, Alemania, Francia, Suiza, etc., pero de pocos inmigrantes en ese mismo período.
La población de base en España es una mezcla de la encrucijada que ha sido la península a lo largo de la historia, desde celtas e íberos han llegado romanos, diversos pueblos germánicos, vándalos, suevos, visigodos, godos, árabes, indios americanos llegados de América, franceses, alemanes, ingleses, etc. etc. Sin embargo la ausencia de inmigración y la creación del Estado Español y la institución de la Iglesia católica, como construcciones organizadoras de la vida social ha dado la falsa sensación de una cierta uniformidad de pueblo o de sociedad. No me atrevo a decir de raza, porque es falso a todas luces que exista esa raza, pero también se ha creído que existía esa raza meridional de Europa. No hay una igualdad cultural, porque esa igualdad no abarca los pueblos vascos y catalanes, pero también se ha creído en la igualdad cultural, en realidad en la uniformidad cultural y social, basada en lo que fue Castilla.
En esa España uniforme y católica, que se considera no racista, se cree abierta, occidental al menos pretendidamente en los valores, han llegado en los últimos 30 años no unos miles, sino unos millores de inmigrantes. En su parte mayoritaria procedentes de países latinos, por tanto de lengua española y religión católica. Además bastantes cientos de miles de personas procedentes del África subsahariana, incluyendo la ex-colonia española de Guinea. También han venido con unas cifras consistentes, inmigrantes procedentes de países de religión musulmana, desde el norte de África hasta Pakistan. La cifra mayor aquí son los marroquíes, nuestros vecinos del sur, a solo 12 kilómetros de nuestra costa, incluso con frontera en dos ciudades, Ceuta y Melilla y, sin embargo, increíblemente distantes desde el punto de vista cultural, de costumbres, concepciones y valores. Sorprendente que tan pocos kilometros alberguen tal distancia y desconocimiento entre las poblaciones.
Tras un primer momento de sorpresa, la cultura y la sociedad española se han ido cerrando a esa llegada. Ha reaflorado el racismo y la incomprensión, la distancia cultural y la actitud colonialista de superioridad con la que hemos actuado hasta el mismo siglo XX con esos países. Por último, más recientemente, ha aparecido el agarrarse a la propia identidad cultural, católica y muy autoritaria en lo político, como elemento identificativo, cuando la realidad es que esa identidad estaba profundamente en crisis y no es aceptada uniformemente. En este momento lo único que parece justificar aceptar una nueva persona es que el inmigrante venga ya con un trabajo y sin dificultades. Es decir, no se acepta lo que es el motivo que lleva a emigrar, el gran motor de los últimos 30 años: encontrar una vida mejor, un futuro para la propia familia.
Vista de España desde Tanger. Estrecho de Gibraltar
La Travesía de Amina es la travesía de una persona singular a traves de ese estrecho de 12 kilómetros de ancho, viaje que ha realizado múltiples veces para trasladar sus ilusiones y esperanzas a esa tierra que se ve a simple vista desde la suya, Marruecos, incluso desde su ciudad, Tanger. Amina lleva en España exactamente 30 años y ha vivido todos esos cambios de humor de la sociedad española, ha sufrido el racismo, los estereotipos, los prejuicios. Ha sufrido los vaivenes de las políticas de inmigración. A través de sus ojos, de su vida, de su trabajo, de sus ilusiones, de sus alegrías y sus decepciones, sus tristezas y sus penas, de sus enfados, podemos descubrir como y porqué han llegado a España millones de personas que ya están aquí y que ya forman parte del panorama social, aunque su diversidad y costumbres aún no ha sido aceptada. Su testimonio puede ayudar a entender mejor y después a aceptar esa realidad plural desde el punto de vista cultural y religioso en la que se ha convertido España, aunque haya algunos que todavía no parecen querer enterarse.
Especialmente importante el hecho de que es una mujer, una mujer que ha peleado, trabajado, por salir adelante, por sacar adelante a su familia, por mantener sus creencias y su cultura como parte de su propia identidad, de su modo de ser, de cómo entiende el mundo, a veces tan injusto, que le ha tocado vivir.
Su libro es una apuesta por la convivencia, por la vida real de las personas que han llegado, por el conocimiento de la diversidad, por la comprensión. Es un testimonio de esa dignidad de cada persona que es el mayor enemigo del racismo, de los prejuicios y de las actitudes prepotentes. Nos podemos entender y convivir porque somos personas y en la medida en que nos consideremos sencillamente eso: personas. Desde ahí aceptaremos la diversidad y la originalidad de cada uno y de cada una.
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Comienzo con una imagen de Robinson Crusoe porque es el paradigma del superviviente que nos aporta la literatura. Su presencia continua desde su aparición en 1719 indica como acierta con el inconsciente colectivo.
Ser superviviente es algo más que haber pasado por un evento traumático o extremadamente complejo. Ser un superviviente puede convertirse en una configuración de la propia personalidad, algo que tiene consecuencias en el comportamiento diario, aún más, en como configuramos nuestra vida en si sabemos disfrutar de ella o no.
Ser superviviente es configurar la vida en actitud de
supervivencia. Salir adelante, poder comer, tener un lugar donde vivir, poder
atender las necesidades básicas se convierte en el objetivo central de la vida.
No se busca la libertad, la espiritualidad de la vida suena a músicas
celestiales, a cuentos para simples, buscar crecer y subir en la sociedad suena
a algo lejano, algo que ahora no se puede atender. De fondo el interés de la
persona va a ser conseguir lo necesario para vivir.
Cuando decimos yo quiero vivir la vida buscamos algo muy
diferente a cuando decimos que queremos conseguir lo necesario para vivir. Esto
último nos reduce a lo básico, lo primero nos permite darnos placeres, ir a
disfrutar, poder disponer de recursos básicos que nos permiten divertirnos. Por
así decir, cuando queremos vivir, buscamos elementos accesorios o accidentales
que sin embargo son los que nos permiten disfrutar, buscar la felicidad, que
decimos está en pequeñas cosas. Quien busca sobrevivir no está en situación de
buscar esos pequeños placeres esos momentos de disfrutar en que la persona se
permite gozar de la vida. En suma, quien es un superviviente, quien está orientado
a conseguir lo necesario para vivir, no disfruta de la vida.
Ser superviviente tiene que ver con los valores, asimilados
personalmente o no, de la persona. Los valores son los que marcan las elecciones,
la prioridad que damos a nuestras elecciones. El superviviente elige como si
siempre estuviese en una situación de carestía. Tiene ese valor incrustado en
su sistema emocional.
¿Cómo se llega a ser un superviviente y no solo a pasar una temporada de dificultad? Bueno como casi todo en el ser humano no depende solo de lo que nos sucede sino de cómo vivimos lo que nos sucede. Sin embargo, es necesario haber pasado un tiempo de escasez, de falta grande de recursos, haber vivido marginado, una situación de carestía, mucho más si se pertenece a un país sin desarrollo, sin recursos, sin medios. Puede ser un cambio grande en la vida que nos ha golpeado y dejado en situación de sentir que no tenemos nada, hemos perdido familia, amigos, relaciones, trabajo, medios, recursos. Esa crisis la hemos pasado de un modo agudo y hemos sentido una gran pérdida, hemos llorado fuertemente todo lo que hemos perdido. La famosa frase de Scarlet O´Hara, protagonista de Lo que el viento se llevó (Gone with the wind): “Aunque tenga que matar, engañar o robar, a Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre” refleja precisamente haber pasado por una o más situaciones de aguda escasez y la determinación del superviviente: “nunca más volveré a pasar hambre”.
La configuración de superviviente se hace especialmente
profunda si la situación de carestía se ha pasado en la infancia. Muchas formas
de actuar se fijan en la conducta y se mantienen toda la vida: no tirar comida,
es más acabársela, no dejar nada en el plato, siguiendo ese popular dicho del
pobre: “antes reventar que sobre”. Pero no solo con la comida, con la luz,
apagando cualquier luz que quede encendida, acabando hasta la última gota de la
pasta de dientes y apretando el tubo ordenadamente para no perder nada, etc.
etc. Las personas que han pasado guerras tienen muchos hábitos de este tipo.
Este tipo de configuraciones tiene que ver con los valores y
la distinta experiencia vital de cada generación, también de lo que los abuelos
transmiten a sus nietos. Si una generación sufre una guerra o una fuerte
carestía, transmitirá la configuración a sus descendientes y es posible que llegue
también a los nietos que viven una situación vital de medios muy diversa.
Llegados a este punto podemos decir que la configuración de
superviviente no es mala en sí misma, muchos de sus hábitos son adecuados en la
situación de extremo consumismo que vivimos cuando se confronta con la
situación de carestía del planeta en su conjunto. El cambio climático y todos
los fenómenos asociados al despilfarro humano de recursos, el planeta en
dificultades, los océanos llenos de plástico, nos van a poner a todos en
situación de supervivientes, en aprovechar integralmente los recursos,
reutilizar y no tirar. Como vemos tiene muchos elementos positivos.
Lo negativo, como en todas las configuraciones personales,
como en todos los sistemas emocionales, se produce cuando no se es consciente
de que se es un superviviente o que se tienen hábitos de superviviente, cuando
se pone en marcha como si fuese el único modo de actuar posible, como si fuese
una actitud que nos da autoridad ante los demás. Lo negativo se produce cuando
no somos conscientes de actuamos movidos por una configuración de pérdida
adquirida en un momento determinado de nuestra vida.
Cuando el superviviente no es consciente de serlo, deja de disfrutar la vida, deja de poder elegir, deja de gozar de los pequeños momentos, de gastar en sí mismo las cosas que hacen bonita la vida. El superviviente que no es consciente hace difícil la vida a aquellos con quienes convive. Se convierte en tacaño, huraño, siempre protestando por los gastos, centrado en los medios y no en las personas y en su desarrollo.
Su problema son los medios y eso es lo que cuida. Esta sería
la desviación que no ve. El superviviente está centrado en los medios y puede
olvidar o no conseguir llegar a los fines, precisamente porque los medios absorben
toda su energía.
Desde el punto de vista emocional se trata de una
experiencia de escasez que produjo un miedo, precisamente a no sobrevivir o a
lo difícil que es sobrevivir. Como sucede con todos los miedos ese miedo necesita
ser afrontado y el superarlo, el éxito en conseguir la supervivencia es una
experiencia que queda asentada. Sin embargo, si la experiencia es muy
traumática o muy prolongada como son por ejemplo los valores recibidos en la infancia
de figuras significativas es posible que queden grabado sin la elaboración
necesaria y en tal caso tiene los efectos negativos de los que hablamos. Es
necesario hacerlo consciente y trabajarlo para superar positivamente la
experiencia.
¿Qué piensas del superviviente? ¿Alguno de los rasgos tiene
que ver contigo y con tu forma de enfocar las cosas? ¿Conoces a alguien que
piensas actúa como superviviente?
¿Cómo crees que el superviviente debería trabajar su miedo básico?
Desde hace un tiempo no pasa día en que no se oiga la palabra “relato” en las noticias, precisamente en la información política. Parece que para los partidos políticos ser dueños del relato es algo clave, una posición de ventaja. Hacerse con el relato, manejar el relato es hacerse con el control de lo que se va a saber sobre lo sucedido, en este caso con el control tanto de los medios de información como, después de eso, de la opinión pública. Los relatos son clave para la comunicación, y los partidos políticos son máquinas de comunicación, la comunicación es lo más importante para ellos su actividad central.
De este modo el relato ha pasado a ser algo
artificial, una manipulación y no una explicación de lo sucedido, alterado para
convertirse una explicación favorable para el partido político de los hechos.
De este modo fabricar el relato esta en el centro de lo que se ha venido en
llamar fake news, o quizá más al fondo. Lo importante no es ya lo que ha
sucedido, los hechos, sino la interpretación que hacemos de estos, el relato.
Sin embargo, a pesar de ese uso interesado y
manipulador del relato, este es muy importante para nosotros como personas, que
en cuanto tales somos seres históricos. Por eso me he decidido a sacar el
relato en este blog de antropología emocional y tratar de recuperarlo de la
manipulación que está sufirendo..
Ser seres históricos quiere decir que somo
seres cuya identidad se basa en un relato, una narración de los hechos que nos
han sucedido. El órgano de la identidad personal es la memoria y esta trabaja
básicamente con relatos, no con hechos. Recordamos hechos, si, algo que nos
sucedió, pero insertados en un relato que les da sentido. El relato es una
narración de hechos con sentido, con un hilo conductor que los hace razonables
y comprensible para cada uno de nosotros. Como seres racionales, además de
emocionales necesitamos ese sentido. El relato es donde ambos lados de la ecuación
personal, la razón y el corazón, se juntan.
Por ejemplo, dos personas se separan, pasan un
divorcio. Un miembro de la pareja recuerda con claridad porque se le han
quedado fuertemente grabados los hechos que lo originaron y cómo sucedió. Cada
uno de esos hechos tiene una carga emocional y se insertan en un relato, es una
manera subjetiva de ver lo sucedido, en la explicación, en el relato que nos
hacemos.
Seguro que la otra persona no tiene el mismo
relato, se le han quedado grabados en el recuerdo emocional otros hechos y se
hace una explicación diferente. Su relato es diferente. Incluso si hay hijos
que pasan ese divorcio cada uno va a tener un relato diferente. Cada uno habla
de la feria según le va en ella, como expresa el dicho.
El que haya unos mismos hechos y varios
relatos es debido a que no hay una única visión objetiva de lo sucedido, sino
varios relatos sobre unos mismos hechos, aunque puede haber obviamente datos no
compartidos. Es decir, la selección de los hechos que se insertan en el relato va
a ser diferente según la persona que los relata. Es curioso oír varios relatos
de lo mismo. Es curioso oír a cada miembro de la pareja y a los hijos relatar
lo sucedido en un divorcio. Se fijan en cosas diferentes, están dolidos por cosas
diferentes, enfados por cosas diferentes, alegres por situaciones diferentes.
Dos o más relatos diversos de un mismo sucedido.
Lo realmente importante y permanente es que
necesitamos construir un relato, algo que de cuenta de lo que ha sucedido y
también que de cuenta de nosotros mismos, de cómo quedamos después de lo
sucedido, de cómo queda nuestra valoración propia. Nos jugamos la identidad en
el relato. El relato es importante porque afecta a quienes somos como personas.
La identidad se juega a través del relato y la
autoestima a través de la realidad del relato. Para podernos valorar personalmente
tenemos que conseguir que el relato sea verdadero. No podemos afirmar lo falso
a sabiendas sin que nuestra autoestima quede afectada y detrás de ella de nuevo
nuestra identidad, quienes somos. Tenemos una fuerte necesidad como personas de
que nuestro relato sea verdadero. No nos podemos construir sobre una mentira.
Bueno en realidad si podemos engañarnos y acabar creyéndonos una mentira, pero
eso nos lleva a muchas dificultades sobre nosotros mismos. Lo único realmente sano
es construir sobre la verdad.
Esto quiere decir que nuestro relato debe tener un sentido, ser sólido, construirse sobre la verdad. Es la verdad que podemos afirmar. Está claro que el relato es subjetivo, depende de nuestra sensibilidad y nuestras emociones, de cómo nos ha dolido las cosas y de lo que hemos sufrido, pero tiene que ser verdadero, construido sobre lo que sabemos es cierto. Para ello debe admitir la confrontación con otros relatos, con el relato que son otras personas a las que les contamos lo que nos ha sucedido. Es decir, el relato se construye con el diálogo, con oír a otros, con contar a otros cómo nos sentimos y cómo hemos vivido eso que relatamos. El relato se juega en nuestra sinceridad en lo que contamos.
Como se ve hay múltiples temas implicados en
el relato y su importancia es central. Espero que la entrada te haya gustado,
te haya impactado y espero tus comentarios.
La necesidad surge de la carencia,
de algo que no tenemos y nos hace falta. Surge en la conciencia como un deseo.
Es sorprendente la claridad con la que Platón expresa esto en El Banquete
y por eso me he decidido a recoger aquí ese texto.
Para la gestión emocional este
tema es muy importante porque la emoción nace de la necesidad, personal o
biológica, recordemos a Maslow. Es decir, son las emociones las que hacen aparecer
en la conciencia la necesidad. Cada deseo apunta a una respuesta a esa
necesidad, a un modo diverso de llenar esa carencia. El deseo está en la línea de
la respuesta, pero de un modo múltiple.
El proceso sería: nace una
necesidad, una emoción o sensación corporal surge como luz roja en el
salpicadero del coche/carro para indicarnos que algo falta. Los deseos empiezan
a surgir cada vez que algo puede llenar esa necesidad. Los deseos como vemos
son múltiples, las necesidades pocas.
El deseo. Diálogo de Sócrates con Agatón
— Respóndeme, dijo Sócrates, sólo a esto: ¿desea
Eros aquello de lo que es amor?
–Naturalmente –dijo Agatón.
–¿Y desea y ama cuando lo posee, o cuando no lo
posee?
–Probablemente –dijo Agatón– cuando no lo posee.
–Considera, pues –continuó Sócrates–, si en lugar
de probablemente no es necesario que sea así, esto es, lo que desea aquello de
lo que está falto y no lo desea si no está falto de ello. A mí, en efecto, me
parece extraordinario, Agatón, que necesariamente sea así. ¿Y a ti cómo te
parece?
–También a mí me lo parece –dijo Agatón.
–Dices bien. Pues, ¿desearía alguien ser alto, si
es alto, o fuerte, si es fuerte?
–Imposible, según lo que hemos acordado.
–Porque, naturalmente, el que ya lo es no podría
estar falto de esas cualidades.
–Tienes razón.
[…]
–Por tanto, –continuó Sócrates– también éste y
cualquier otro que sienta deseo, desea lo que no tiene a su disposición y no
está presente, lo que no posee, lo que él no es y de lo que está falto. ¿No son
éstas, más o menos, las cosas de las que hay deseo y amor?
–Por supuesto –dijo Agatón.
–Ea, pues –prosiguió Sócrates–, recapitulemos los
puntos en los que hemos llegado a un acuerdo. ¿No es verdad que Eros es, en
primer lugar, amor de algo y, luego, amor de lo que tiene realmente necesidad?
–Sí –dijo Agatón.
[…]
Platón, El
Banquete
A mi me llaman la
atención varias cosas… y te lo planteo como preguntas.
¿Qué preguntas te suscita Sócrates?
¿Te gusta el modo cómo trabaja Sócrates?
¿Qué herramientas utiliza?
¿Trabaja con respuestas o con preguntas?
El hecho de desear lo que no tenemos, ¿no implica de algún modo
que lo tenemos? Porque, si no lo tenemos, ¿qué nos inclina a desearlo? ¿Por
qué deseamos unas cosas si y otras no?
Por favor entra en el debate
en los comentarios a está entrada.
He de reconocer que ha sido mi hija de 8 años la que me ha llevado de nuevo a pensar en las malas palabras o malsonantes, esas que en España llamamos tacos y que tan habitualmente introducimos los españoles en la conversación diaria, sin darle importancia alguna, incluso admirando a quien los usa, digamos bien utilizados y con el énfasis correcto.
Para mi hija son la regla de la aceptación moral: un programa de la televisión o un vídeo de internet se pueden ver o no en la medida en que dicen o no tacos, según la medida de lo bien o mal que hablan los personajes. Para ella resultan disonantes, indicativos de que aquello que aparece no es adecuado para un niñx. Igualmente mide muchas situaciones y también personas por el lenguaje que oye.
He repasado los criterios morales a los que tiene acceso mi hija de 8 años y he comprobado que hay tres elementos muy claros, pero que resultan fáciles de evitar para ella: imágines de violencia o explícitamente sexuales y también escenas de miedo. Violencia, sexo y miedo suelen ser explícitos en la presentación de una película o serie y por eso fáciles de evitar para ella. Pero una vez recorridos esos filtros ya no queda nada, todo sería admisible para ella. Sin embargo, queda el filtro que más utiliza: el lenguaje que se emplea, si tiene o no malas palabras.
Lo he estado pensando y tiene razón. El lenguaje es el vehículo cultural de una película, video, programa, lo que transmite sus ideas de fondo, sus valores, en suma, lo que transmite el mensaje que el espectador recibe. ¿Qué significa un lenguaje impregnado de malas palabras? ¿qué transmite un personaje cuya habla está repleta de tacos?
Primero hay que decir que se admiten grados en su utilización, tanto en número de tacos como en intensidad, y esto sería lo primero a valorar. Es decir, primero hay pocos o muchos. Y también hay tacos casi inofensivos y otros de fuerte gravedad, gravemente hirientes o degradantes.
Pero una vez dicho esto, lo que hay decir sobre las malas palabras es que degradan el ambiente donde se vive. Afectan al respeto a las personas, a su autoestima, al marco de valoración de las cosas. Las palabras generan violencia, ninguneo, desprecio, falta de respeto, no aceptación, degradación…
Pero quizá para entenderlo mejor podemos ver las funciones positivas de la palabra. La palabra es el integrante fundamental de la comunicación humana y como seres relacionales, que viven en relación y a los que la relación construye, podemos decir que cada uno de nosotros es una palabra que se expresa, que busca ser recibida y aceptada por los demás. Una palabra original y única que busca expresar su punto de vista y ser recogida por otros, entrar en comunicación con los demás.
El contenido básico de esa comunicación son palabras, y esas palabras nos van a enriquecer o empobrecer dependiendo de su contenido.
Desde este punto de vista la palabra tiene múltiples funciones. La palabra…
Y muchas otras funciones que sería imposible recoger aquí.
Entonces cuando lo que hace la palabra es agredir, introducir violencia, falta de respeto, ningunear, expulsar, humillar etc. estamos construyendo un ambiente irrespirable, una comunicación degradante… y mi hija tiene razón.
Yo quiero para mi hija un ambiente donde pueda respirar ampliamente, un ambiente de libertad y de apertura, de valoración y optimismo, de amor, de acogida y de respeto. Para eso es necesario un lenguaje claro, amante de la verdad, que valore las personas y la belleza de las cosas.
Mi conclusión es clara: es muy importante el lenguaje que utilizamos con los niñxs, tanto con nuestros hijos, como en el colegio… no todo es válido. Va a formar a los niñxs de un modo profundo, les va a enseñar valores o les va a degradar el mundo en el que viven.
Las conclusiones que saques me gustaría que las introdujeses en los comentarios, pero sobre todo me gustaría que estuviésemos atentos a nuestro lenguaje con los niñxs, ya que este les va a marcar profundamente.
Este verano me ha sucedido encontrarme por la calle varias veces con riñas de padres o madres a sus hijos en diferentes situaciones. He visto hasta cachetes o mejor, bofetadas. Una madre enfadada con su hija porque se va distraída por la calle y ella, la madre, tiene que estar pendiente; un buen enfado, lleno de gritos y recriminaciones. En otro caso de un padre a un hijo mayor, bueno de unos 9 años, porque no ha estado pendiente de su hermano menor. En varias ocasiones porque no iban suficientemente rápidos o no han reparado en que hay mucha gente por la calle y se pueden perder.
En todos los casos los sentimientos del padre o madre son los que mandan en la situación: el miedo a que se pierda o a que lo pille un coche u otros, que genera varios gritos y una situación de violencia que el niño no entiende, porque no es quien siente el miedo.
Para esta entrada he utilizado libremente la información que proporciona la página: YourMorals.Org sobre la ESCALA DE LA MORAL.
Se trata de comentar los logros del «Cuestionario de fundamentos morales», desarrollado por Jesse Graham y Jonathan Haidt en la Universidad de Virginia. El proceso de construcción de la escala es un muy interesante, ya que lleva a entender cómo funciona la moral en las personas y las culturas.
Nos complace haceros partícipes a los lectores del blog que nos seguís desde hace de este gran esfuerzo que estamos realizando en EDUCACIÓN EMOCIONAL EN LA ESCUELA, para hacer prácticas las ideas que hemos ido exponiendo. Se trata de un esfuerzo en la dirección adecuada para innovar y mejorar la escuela. Estamos francamente orgullosos de este proyecto.
Desde hace 4 años estamos elaborando Cursos ONLINE para formar a docentes en Educación Emocional. Queremos completar un ambicioso proyecto de 15 cursos que llenan todas las necesidades de formación, tanto de habilidades de los docentes como de dinámicas para cada etapa y nivel educativo. Ahora lanzamos los primeros 6 cursos, los que se refieren a competencias emocionales del docente.
Para conseguir transmitir ONLINE la misma eficacia que en los cursos presenciales, nos basamos en la experiencia de 4 años haciendo cursos ONLINE para FERE-Madrid. Más de 500 docentes han realizado ya esos cursos con una gran participación y un éxito creciente.
Agradecemos vuestro apoyo y la difusión que le podáis dar.
Es sabido que la etimología de la palabra persona proviene del latín per-sonare, hacer
sonar a través y significa máscara, refiriéndose a las antiguas máscaras del teatro
griego y romano, que actuaban como un altavoz para los actores, o si se prefiere como
un megáfono. Esto se evidencia en la grande boca, tipo bocina, que poseen. Cada
máscara definía un personaje. Cambiarse de máscara es cambiar de personaje.
Me resulta curioso porque la idea que tenemos de ser persona es precisamente
contraria: persona es lo permanente en cada uno, lo que permanece, lo que nos define
en lo que somos. Cuando queremos hablar de quien somos, cuando queremos hablar
de dignidad, de esencia preciosa, acudimos al término persona.
Pero no es tan extraño si nos damos cuenta de que nosotros también presentamos
facetas diferentes, diversas configuraciones en cada momento y que vamos cambiando
a lo largo de la vida, de tal modo que se puede decir de algún modo que no somos a
misma persona que hace años, no digamos muchos años. Tenemos diversas máscaras
en la misma persona.
Primero las configuraciones diversas, si tenemos un trabajo, por ejemplo, profesor o
docente, presentamos a nuestros alumnos una “máscara”, un rol, que no nos define
enteramente, tenemos aparte una vida personal. Y si en esa vida personal somos
padre o madre, presentamos también para nuestros hijos una configuración, que no
presentamos a otras personas, desde luego no es la misma que para nuestra pareja.
No solo hay una vida profesional y una máscara profesional y otra personal, sino que
en cada una de ella puede haber varias: no somos la misma persona ante los jefes y
ante los compañeros, y tampoco somos los mismos si tenemos subordinados, cuando
estamos ante ellos.
Y si esto lo hacemos a lo largo del tiempo, los cambios pueden ser enormes, de modo
que nos cueste reconocer la persona que éramos por ejemplo en la universidad, o en
el Instituto o escuela, con la persona que somos diez, quince o treinta años después.
El órgano de identidad personal es la memoria. La memoria es la que nos hace
recordar quiénes somos a través de recordar quién hemos sido, los pasos que hemos
dado y porqué los hemos dado. Sin la memoria no podríamos unificarnos y a veces esa
unificación es compleja debido a la profundidad de los cambios dados, de modo que
quizá no somos la misma persona porque hemos roto la continuidad que constituye a
persona. Se han roto los propios valores, este sería el punto más claro, teniendo en
cuenta que los valores son las elecciones prioritarias que marca nuestro sistema
emocional, o también se ha quebrado nuestra identidad, como se hace por ejemplo en
un caso de torturas, que buscan precisamente eso quebrar a la persona, romper su
identidad, su continuidad.
Hay una dinámica que utilizo desde hace tiempo para trabajar la autenticidad y que
consiste en formar parejas con los asistentes y uno contesta, mientras que el otro
sencillamente pregunta siempre lo mismo: ¿tú quién eres? Lo pregunta y espera que el
otro responda, y cada vez va respondiendo temas diversos: soy ingeniero… luego, soy
padre y… luego soy deportista… Normalmente se va bajando como atravesando
diversas capas de una cebolla para ir hacia el centro, hacia elementos más esenciales
precisamente conectados con los propios valores. Pero el centro no se termina de
alcanzar nunca, siempre hay una capa más y además, como en las cebollas, las capas
constituyen la persona, ninguna respuesta es eliminable.
Quizá solo he contribuido a tu desconcierto ante lo que significa ser persona, pero
serlo es algo siempre inacabado y una unificación de los cambios, que necesariamente
se dan, porque estar vivo es cambiar adaptándose. Luego nuestro equilibrio es siempre
ese, ser alguien que pasa por los cambios, manteniendo lo que somos, manteniendo
los propios valores con máscaras diferentes.
Espero tus comentarios y si estás de acuerdo con las diversas máscaras de la vida, una
persona con diversos personajes o te parece que siempre tenemos la misma, una única
persona que se mantiene.