La travesía de Amina

AMINA ALMOKADEM

En los últimos 30 años la inmigración ha incidido fuertemente en España. Somos un país de emigrantes en los últimos 200 años, a América, especialmente Mexico, Argentina, Venezuela,.. y también a Europa, Alemania, Francia, Suiza, etc., pero de pocos inmigrantes en ese mismo período.

La población de base en España es una mezcla de la encrucijada que ha sido la península a lo largo de la historia, desde celtas e íberos han llegado romanos, diversos pueblos germánicos, vándalos, suevos, visigodos, godos, árabes, indios americanos llegados de América, franceses, alemanes, ingleses, etc. etc. Sin embargo la ausencia de inmigración y la creación del Estado Español y la institución de la Iglesia católica, como construcciones organizadoras de la vida social ha dado la falsa sensación de una cierta uniformidad de pueblo o de sociedad. No me atrevo a decir de raza, porque es falso a todas luces que exista esa raza, pero también se ha creído que existía esa raza meridional de Europa. No hay una igualdad cultural, porque esa igualdad no abarca los pueblos vascos y catalanes, pero también se ha creído en la igualdad cultural, en realidad en la uniformidad cultural y social, basada en lo que fue Castilla.

En esa España uniforme y católica, que se considera no racista, se cree abierta, occidental al menos pretendidamente en los valores, han llegado en los últimos 30 años no unos miles, sino unos millores de inmigrantes. En su parte mayoritaria procedentes de países latinos, por tanto de lengua española y religión católica. Además bastantes cientos de miles de personas procedentes del África subsahariana, incluyendo la ex-colonia española de Guinea. También han venido con unas cifras consistentes, inmigrantes procedentes de países de religión musulmana, desde el norte de África hasta Pakistan. La cifra mayor aquí son los marroquíes, nuestros vecinos del sur, a solo 12 kilómetros de nuestra costa, incluso con frontera en dos ciudades, Ceuta y Melilla y, sin embargo, increíblemente distantes desde el punto de vista cultural, de costumbres, concepciones y valores. Sorprendente que tan pocos kilometros alberguen tal distancia y desconocimiento entre las poblaciones.

Tras un primer momento de sorpresa, la cultura y la sociedad española se han ido cerrando a esa llegada. Ha reaflorado el racismo y la incomprensión, la distancia cultural y la actitud colonialista de superioridad con la que hemos actuado hasta el mismo siglo XX con esos países. Por último, más recientemente, ha aparecido el agarrarse a la propia identidad cultural, católica y muy autoritaria en lo político, como elemento identificativo, cuando la realidad es que esa identidad estaba profundamente en crisis y no es aceptada uniformemente. En este momento lo único que parece justificar aceptar una nueva persona es que el inmigrante venga ya con un trabajo y sin dificultades. Es decir, no se acepta lo que es el motivo que lleva a emigrar, el gran motor de los últimos 30 años: encontrar una vida mejor, un futuro para la propia familia.

Vista de España desde Tanger. Estrecho de Gibraltar

La Travesía de Amina es la travesía de una persona singular a traves de ese estrecho de 12 kilómetros de ancho, viaje que ha realizado múltiples veces para trasladar sus ilusiones y esperanzas a esa tierra que se ve a simple vista desde la suya, Marruecos, incluso desde su ciudad, Tanger. Amina lleva en España exactamente 30 años y ha vivido todos esos cambios de humor de la sociedad española, ha sufrido el racismo, los estereotipos, los prejuicios. Ha sufrido los vaivenes de las políticas de inmigración. A través de sus ojos, de su vida, de su trabajo, de sus ilusiones, de sus alegrías y sus decepciones, sus tristezas y sus penas, de sus enfados, podemos descubrir como y porqué han llegado a España millones de personas que ya están aquí y que ya forman parte del panorama social, aunque su diversidad y costumbres aún no ha sido aceptada. Su testimonio puede ayudar a entender mejor y después a aceptar esa realidad plural desde el punto de vista cultural y religioso en la que se ha convertido España, aunque haya algunos que todavía no parecen querer enterarse.

Especialmente importante el hecho de que es una mujer, una mujer que ha peleado, trabajado, por salir adelante, por sacar adelante a su familia, por mantener sus creencias y su cultura como parte de su propia identidad, de su modo de ser, de cómo entiende el mundo, a veces tan injusto, que le ha tocado vivir.

Su libro es una apuesta por la convivencia, por la vida real de las personas que han llegado, por el conocimiento de la diversidad, por la comprensión. Es un testimonio de esa dignidad de cada persona que es el mayor enemigo del racismo, de los prejuicios y de las actitudes prepotentes. Nos podemos entender y convivir porque somos personas y en la medida en que nos consideremos sencillamente eso: personas. Desde ahí aceptaremos la diversidad y la originalidad de cada uno y de cada una.

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Espero que os guste mucho este proyecto y que os suméis a él para hacer posible el sueño de Amina

LA TRAVESÍA DE AMINA

El trabajo como elemento de realización personal

El trabajo es uno de los más poderosos elementos de realización personal de la mujer y del hombre.

La realización indica el cumplimiento de objetivo personal, la plenitud de sus capacidades como el ser vivo que es, hacer reales sus posibilidades como ser humano. También tiene que ver con hallazgo del sentido de su existencia, de forma que su sistema emocional considere con satisfacción su vida. Para todo ello el trabajo es imprescindible al hombre. El trabajo hace real el para qué del hombre.

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El ejemplo de Esparta e Israel: la persona, la cultura y la sociedad

Esta entrada está inspirada en el libro de Arnold J. Toynbee, Esparta, el Estado militar, que leí hace ya muchísimos años y en el que no he dejado de pensar.

Un ejemplo singular es la constitución de la ciudad-estado de Esparta. Esta tribu aquea tiene éxito en su primera guerra contra las dos ciudades-estado vecinas, el éxito va a provocar una gran transformación en Esparta. Al tener una dimensión reducida, para mantener su dominio sobre las dos ciudades-estado vecinas, Esparta toma el camino de convertirse en un gran cuartel: toda la población queda sometida a la disciplina militar que acompaña al espartano desde su nacimiento hasta la muerte. Para tener suficientes soldados para mantener su dominio, todo ciudadano es soldado y se pasa toda la vida en entrenamiento militar. Los ciudadanos de Esparta son seleccionados ya en el nacimiento por sus características físico-militares y los descartados, los nacidos con alguna tara, son arrojados desde la roca Tarpeya. La elección de mujer estaba también marcada por esta finalidad.esparta1

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El trabajo carga y liberación (homo oeconomicus)

El trabajo es para el hombre carga y liberación. El hombre vive acompañado por el trabajo, casi podríamos decir marcado por el trabajo, y el trabajo reúne lo mejor y lo peor de la vida del hombre, algo así como una reunión de las características del hombre: esfuerzo, sudor, yugo del que no es posible librarse, y a la vez la creación de la cultura, la transformación del mundo a la medida del hombre, el ajuste de la naturaleza, de la selva al mundo humano, y esto de algún modo sin límites, con el único límite de la creatividad humana, de su imaginación insertada en una materialidad cada vez más dúctil en sus manos. El trabajo tiene así un aspecto de carga y a la vez es camino para la libertad y la creatividad del hombre, su modo de supervivencia, de conseguir los medios para vivir.

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El hombre ser social: trabajo y riqueza, política y religión

El hombre es un ser social y erraríamos si lo considerásemos solo de un modo individual. Fenomenológicamente esto es tan claro como ver de noche desde un avión las luces que indican las poblaciones humanas, el modo en que se agrupa el hombre. Son racimos de luz que se van conectando unos con otros: el hombre se organiza y vive en sociedad. Evidentemente la base de esa sociabilidad se encuentra en el interior del hombre, en su capacidad de enamoramiento y amistad, en su sistema emocional de respuesta. De ahí surge toda una organización social a través de 3 ejes: el trabajo y la organización de la riqueza, la política y la religión.13315716_s

El trabajo ocupa un lugar especial en la antropología, en la concepción de la persona. La cultura es construida sobre el trabajo del hombre y la cultura construye el cambio en el homo sapiens, por encima de la evolución. Por esto el trabajo tanto influye a nivel social, en la estructuración social, como en la configuración personal. No toda la estructuración social depende del trabajo, pero el trabajo y su acumulación en forma de riqueza constituyen la base de la organización social.

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