
«Rompiendo las reglas» («Never Back Down» y «Rendirse jamás» en Hispanoamérica) es una película del año 2008 con problemática adolescente donde se expone el creciente fenómeno de la lucha violenta dentro del mundo de los institutos en Estados Unidos y en el resto del mundo.
La película es muy tópica con el tratamiento del argumento de modo que no queda nada claro si es una crítica o un ensalzamiento de la violencia y resulta, a pesar de un tibio rechazo sentimentaloide, más bien una promoción de la lucha y la violencia. El atractivo de la película son las escenas de peleas, algo que subraya el hecho de que ha sido galardonada con el Premio MTV Movie 2008 a la mejor pelea Debido a su éxito la película ha tenido parte 2 y parte 3.
También el argumento es muy tópico y desde casi el inicio se sabe qué es lo que va a suceder. El protagonista Jake Tyler (Sean Faris) es un solitario recién llegado al instituto y que a pesar de todas las dificultades va a salir exitoso debido a su tenacidad y voluntad de ganar y se va a llevar a la chica. El malo de la película interpretado por Cam Gigandet, un narcisista, ególatra, exitosos que domina el ambiente del instituto y se lo va a poner muy difícil a Tyler. Su personalidad tiene rasgos psicópatas evidentes que son precisamente los que van a llevar a Tyler a enfrentarse con él. La chica, claro también hay una chica, es Amber Heard, que reparte sus dones entre los dos protagonistas, con relaciones tratadas de modo muy superficial.
La película no tendría más valor si no fuese porque hay unas cuantas escenas que hablan acertadamente de la rabia. Lo que mueve al protagonista y a su entrenador (Djimon Hounsou) es la rabia. La rabia es de la familia del enfado como emoción básica. Su característica, al menos en la descripción de la película, es un enfado contra uno mismo que se ha quedado atascado dentro y sin resolver. En el caso de Jake Tayler ese enfado es provocado porque no impidió que su padre borracho cogiese el coche. La muerte del padre en accidente de tráfico es algo no asimilado y que genera una rabia que le mueve a pelear y que le impide controlarse ante las bravuconadas y provocaciones y tener un historial de peleas. En el caso del entrenador es un conflicto no resuelto con su padre, debido a la preferencia de este por su hermano, también luchador profesional que muere violentamente.
El entrenamiento en el gimnasio es presentado como un moderador de la rabia, ya que hace bajar la adrenalina. Algo que es totalmente cierto. La película es clara en este papel tranquilizador de una violencia ejercida como entrenamiento. Hay también una escena en la madre y el hermano de Jake tiran un plato a la pared con la misma consecuencia: rebajar el nivel de rabia.
Sin embargo lo que realmente posibilita gestionar la rabia, no solo rebajarla, es hablar de ella, hablar del propio sentimiento. Algo que en la película se produce entre Tayler, el protagonista, y el entrenador, en el contexto de la amistad que se genera entre los dos. Y en ambos el hablar de su sentimiento de rabia genera un sentimiento de tristeza que sale afuera al expresarlo y con las lágrimas. Después de esta expresión ambos personajes pueden gestionarse y resolver los propios conflictos. Sin hablar de la rabia, sin gestionarla, no son capaces de resolver nada. Una vez gestionado el sentimiento son capaces de pasar a una acción con sentido y que realmente resuelve los respectivos conflictos.
La parte de que después de gestionar el sentimiento hay que actuar esta bien tratada en la película: el sentimiento lleva a la acción y una vez gestionado el sentimiento y detectada la necesidad personal que encierra hay que hacer un plan de acción para satisfacer esa necesidad.
La acción elegida por el protagonista, pelear con el «malo» sin embargo no parece la correcta, aunque la película la presenta como inevitable y todo el climax se centra ahí. La elegida por el entrenador si: ir a ver a su padre, de quien se ha apartado años, y reconstruir la relación.
Desde el punto de vista emocional este es el valor de la película: la rabia se gestiona hablando de ella. El modo de hacerla domesticable es gastar la adrenalina que genera en una actividad deportiva exigente. Cuanta más rabia más exigente la actividad. Hablar de los propios sentimientos es el modo de gestionarlos. El contexto en que eso se produce, en ausencia de un terapeuta, es la amistad. Generar una acción adecuada después de eso es parte de esa gestión.
Desde el punto de vista de la conflictividad en la escuela, la película es una promoción de la lucha violenta y no aporta, sino todo lo contrario, a la solución de ese grave problema.