Ferdinand, el amor a toda vida humana, animal o planta

Ferdinand es una película de animación estadounidense producida por Blue Sky Studios y con animación digital realizada por 20th Century Fox Animation. La película está ambientada en España, sobre todo Andalucía, con toros bravos, cortijos, flores, toreros, sevillanas… y termina en Madrid, en la plaza de toros de las ventas.

Su protagonista es Ferdinand, ese toro enamorado de la luna, que abandona por la noche la manada… que se inspira en una canción de Carlos Castellano Gómez, de 1964, que tuvo mucho éxito y que ha dejado este rastro de un toro bravo con alma de poeta. Así es Ferdinand, tan grande, fuerte y bravo como delicado, poeta, amante de las flores y de la vida. Sigue leyendo

El respeto y el enamoramiento (9)

Del enamoramiento y, especialmente, de la admiración nace el respeto. En realidad admiración y respeto son lo mismo, solo que la admiración está en el plano psíquico: es una5511891_s emoción, que se fijará en un sentimiento, y el respeto está en el plano de la acción: es una actitud. El que admira sabe lo que vale el otro y, por eso, le deja su espacio. Si es descubierto como alguien igual a mí, es decir, si es una persona, tiene derecho al mismo espacio.

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La persona vista como intimidad desde varios autores

Vamos a ver en esta entrada en qué consiste ser persona utilizando todo lo visto en las entradas anteriores sobre la intimidad. Si adquirimos una noción adecuada de persona, todo adquiere la perspectiva correcta. Estamos ante la noción central de la antropología.

Para hacerlo, me voy a limitar a traer lo que dicen lo que dicen algunos autores sobre la persona, aún a costa de aumentar la perplejidad y llegar a la conclusión de que no hay una definición, solo descripciones aproximadas:

1º La persona como tiempo, historia, proyecto es vida. Al hablar de persona nos encontramos en el terreno de la vida, de lo existencial:

«La persona no es un concepto, una esencia formal abstracta, sino una historia. Por eso el órgano de identidad, es decir aquello con lo que captamos nuestra iruiz-reteguidentidad personal, no es la inteligencia, con la que podemos captar formalidades (lo general), sino la memoria, en la que conservamos nuestra historia. Las lesiones orgánicas que hacen perder la memoria y no la inteligencia, se caracterizan porque el sujeto, aunque puede hablar y saber lo que son las cosas que ve, no sabe quién es él» (Antonio Ruiz Retegui, El precio de la lógica).

Miguel A. Martí. «Ser hombre es ser uno, siempre el mismo. Ser hombre es saberse, conocerse, poseerse, interpretarse. Ser hombre es tener un argumento, una dirección; darse una explicación. Ser hombre es, por último, autotrascenderse» (La intimidad, p.54). «Si yo no tomo un protagonismo decidido en mi vida, lo que acontezca en ella tendrá un sentido desintegrador y seré ‘un ser sin amo’, ‘un hombre sin dueño’, adueñado por los acontecimientos que sucedan en mi, que serán los que van dirigiendo mi vida, ahora unos después otros. La euforia, la depresión, la pasión exaltada, la tristeza … serán inquilinos de esta pensión sin dueño de mi propio yo, los que irán reemplazándose en la dirección de mi vida».

2º la persona es aquel tipo de ser que es dueño de su ser, de su vida, a la que puede marcar su propia impronta; el hombre, en cierta medida, se hace a sí mismo:

Joseph Pieper: «Un ser espiritual, que es un todo en sí, que existe para sí y por sí y en vista kantde su propia perfección».

Javier Hervada: «Cuando en el lenguaje filosófico se utiliza el termino persona se quiere indicar un ser que tiene características precisas: la persona es un ser que se constituye de tal modo inteligente y libre, que es dueño del propio ser. La característica más clara de la persona es el dominio del propio ser. Por tanto ser persona denota dos realidades que son como dos caras de la misma medalla, dos aspectos del dominio sobre el propio ser. La persona es ontológicamente dueña de sus actos, es decir, es capaz de dominar con la razón sus acciones. A la vez es también dueña de su ser, es decir se pertenece a si misma y está esencialmente imposibilitada para pertenecer a otro ser. Hay por lo tanto un dominio ontológico y, al mismo tiempo, un dominio moral que, necesariamente, es dominio jurídico, porque el ser y los actos de la persona, como le pertenecen, constituyen un derecho en relación con los demás. En el lenguaje jurídico, el termino persona designa otro concepto: indica al sujeto de derecho, al protagonista del orden social y jurídico» (Introduzíone critica al diritto naturale, p.112).

El que la persona sea sujeto de derecho, significa que su relación con las cosas es diferente a la que tienen los animales. Entre estos se suele decir comúnmente que vige la ley de la selva, que es la ley de la fuerza, el más fuerte se hace con el control de la cosa: comida, madriguera o hembra…, aunque en realidad es la ley del instinto, que es algo más compleja que esa caricatura. Entre las personas vige el derecho, el dominio sobre una esfera de lo mío, el orden racional de las relaciones. Los animales tienen derechos, básicamente el derecho básico a ser respetados en su existencia y modo de vida, pero no es el animal el que debe respetar esos derechos, es el hombre el que debe respetarlos, es el hombre el que vive en un orden de relaciones de justicia.

3º La persona no es puro espíritu. Dos citas de Jacques Maritain (Tres Reformadores, p.29), que hacen una distinción entre individuo y persona, nos aclaran el punto (Maritain es uno de los redactores de la declaración de derechos humanos de la ONU de 1948):

JacquesMaritain_260x330«La persona es una ‘sustancia individual de naturaleza intelectual’ y dueña de sus acciones, sui iuris, autónoma, en el sentido auténtico de la palabra. De este modo el nombre de persona está reservado a las sustancias que poseen algo de divino, el espíritu, y que, por eso, son cada una en sí misma, un mundo superior a todo el orden de los cuerpos, un mundo espiritual y moral, que para hablar propiamente, no es ‘una parte’ de este universo, y cuyo secreto es inviolable también a la mirada de los ángeles; el nombre de persona está reservado a las sustancias que, eligiendo su propio fin, son capaces de determinarse por sí mismas a los medios e introducir en el universo con su libertad, series de eventos nuevos; a las sustancias que pueden decir a su modo: fiat y se hace».

«El nombre de individuo, en cambio, es común al hombre, a la bestia, a la planta, al microbio y al átomo (…) la individualidad en cuanto tal está fundada sobre la exigencias propias de la materia, ‘principio de individuación’, ya que es principio de división, que pide ocupar una posición y tener una cantidad, por lo que está aquí difiere de lo que está allá. De este modo, en tanto que individuo, no somos otra cosa que un fragmento de materia, una parte de este universo, distinta ciertamente, pero una parte de esta inmensa red de fuerzas y de influencias, físicas y cósmicas, vegetativas y animales, étnicas, atávicas, hereditarias, económicas e históricas, a cuyas leyes estamos sometidos. En tanto que individuos estamos sometidos a los astros, en tanto que personas, los dominamos».

Me parece que en las dos citas aparecen muchas ideas interesantes. En su conjunto se puede ver una noción de persona, insertada en lo material, con una libertad condicionada, pero posible, para Maritain la libertad será siempre la conquista de la libertad sobre todos los condicionamientos internos y sociales (externos).

La persona no es conceptualizable, es siempre un ser particular y los conceptos formados en la inteligencia son universales, por esto no se le puede definir:

«Entre los antiguos se solía afirmar: individuum ineffabile, es decir lo concreto no se puede expresar hasta el fondo, no se puede explicar de modo satisfactoriamente completo. La persona libre es inaferrable también por la lógica» (Serrano, Il consenso condizionato, 1986).Miguel de Unamuno

5º Podemos señalar ahora lo específico de la persona:

Miguel de Unamuno (Adentro, Obras selectas, p. 186): «No te creas más, ni menos, ni igual que otro cualquiera, que no somos los hombres cantidades. Cada cual es único e insustituible; en serlo a conciencia pon todo tu empeño». «No somos cantidades»: a lo existencial, a la vida, no se llega por la ciencia, por las matemáticas, que trabaja sobre la cantidad.

kierkegaard2 citas del diario de Soren Kirkegaard:

  1. «Tienen razón los pájaros cuando, atacan a picotazos hasta la sangre al pájaro que no es como los otros, porque aquí la especie es superior a los individuos singulares. Los pájaros son todos pájaros, ni más ni menos. En cambio el destino de los hombres no es ser ‘como los otros’, sino tener cada uno su propia particularidad».
  2. «Si me clasificas o me etiquetas, me matas».

No me resisto a incluir como cita final la reflexión ética de Kant, que está en la base de los derechos humanos, ya se ve que los derechos humanos son una parte clave de mi elaboración: la persona es un ser de tal categoría que debe ser considerado siempre como un fin, que nunca puede ser simplemente un medio. Para mí, esta es la regla fundamental de la ética y por tanto de las relaciones que se establecen. Con las personas solo se pueden establecer relaciones que respeten su finalidad propia, no se pueden establecer relaciones con personas sin un fondo de respeto.

Se trata de la dignidad de cada persona, en singular, cada una vale por si, no recibe su valor de nadie de fuera, es única, insustituible, irrepetible y, por eso, es un valor que debe ser respetado siempre. Es el único valor absoluto de partida, donde se puede instaurar la convivencia humana. Romper, conculcar, no tener en cuenta los derechos humanos de cualquier persona es ir contra la justicia, es ir contra la paz, no hay situación que lo permita.

El ser humano y su conducta… y el error

El hombre no es su propia conducta, lo hemos visto en una 0031-0214_loewe_ein_pferd_reissendafirmación de Marx: «el animal es su propia conducta» El pulpo es siempre un pulpo y la rosa es una rosa. Si se mira con atención este es un punto clave de lo que llamamos dignidad del hombre. Punto que aparece de forma aguda en la conciencia de todas las personas. Pueden cometer un error, pero también pueden distanciarse del error y rectificar. Provoca un agudo dolor y un fuerte sentimiento de rechazo el hecho de ser identificados con el propio error: se tiene la conciencia de que esa persona no nos valora. Para poder establecer relaciones de confianza hay aceptar que la persona no es nunca solo su propia conducta. Aceptar una persona, la aceptación incondicional que Carl Rogers pone en la base de una relación que pueda ser sanante o terapeútica, consiste precisamente en aceptar este punto.

Que yo y conducta se distinguen se refiere, por tanto, a las situaciones en que el yo no se identifica con la conducta, es decir el yo otorga la posibilidad del error y por tanto de variar de conducta. La persona no se identifica con sus errores, con aquellas conductas en las que no se reconoce, pero si con aquellas de las que se siente orgulloso y que reconoce como suyas.

Sin embargo desprenderse de los errores, sobre todo cuando son repetidos y forman ya pautas de conducta, son difíciles de quitar, si tenemos en cuenta que también nos construimos con nuestras conductas. Es decir eliminar errores, conductas en las que no nos reconocemos puede ser una tarea muy ardua, precisamente porque nos han construido.

La «libertad para» es precisamente la capacidad de elegir y decidir qué ha sido un error, qué no queremos volver a hacer y qué cosas nos parecen constructivas y útiles para nuestra vida y con las que si nos identificamos. Esto puede significar un arduo camino para salir de conductas que consideramos errores con las que no nos identificamos.

1830_delacroix_libertyDesde este punto de vista somos libres si nuestra conducta es elegida, si estamos orgullosos y nos identificamos con ella. Representa un fuerte problema para una persona no encontrar nada valioso en lo que hace, no encontrar sentido a la propia conducta. En este caso la persona se va a vivenciar como no realizada, como sin sentido en la existencia.