Elan vital o impulso vital es un término que Henri Bergson utiliza profusamente en su obra La evolución creadora, traduciéndose normalmente como «fuerza vital» o «impulso vital». Es una conceptualización de la fuerza o impulso que ha causado la evolución de los seres vivos y que existe en cada organismo originando su desarrollo.
necesidades
El Adorno de la persona
¿Y el adorno de la persona misma? ¿Por qué se usa el collar? Y tantas otras cosas, piercing, pendientes, pulseras, colores en los trajes, chinchetas, … cada día descubrimos nuevos adornos para la persona. Seguimos en el terreno del lenguaje. Se trata de la presentación de la persona, que se origina en el modo personal en que el ser humano ve el mundo, el modo en que enfoca la vida, su visión de las cosas.
Inundación empática. Lectura de JE SUIS CHARLIE
Desde hace tiempo en las explicaciones sobre que es la empatía hablo de inundación empática, que en mis diapositivas defino como: Fenómeno social en el que un grupo de personas entra en un mismo sentimiento que les hace vibrar en conjunto, por ejemplo, participando en un concierto, etc.
La persona, ser político: ¿qué justifica la autoridad?
La política es el lugar de la decisión sobre la sociedad humana, sobre las grandes o pequeñas reuniones humanas que se constituyen en unidad. Es por tanto el lugar de la concepción de la sociedad, de su organización y de su administración, es el lugar de la autoridad. La autoridad en una comunidad es algo que nos encontramos dado, debemos obedecer a multitud de normas y nuestro encuentro con estas hace surgir en nosotros variedad de emociones. El punto central es la aceptación de la autoridad que nos impone esas normas. ¿Qué justifica la autoridad y el poder?
¿Qué hace especial al ser humano entre los animales?: 7 la empatía
El homo sapiens es el único animal que siente empatía. La revista Scientific american en septiembre de 2014 omite este rasgo muy significativo y que a mi parecer es el resumen de lo específico del ser humano, que conjunta su insólita capacidad emocional con su capacidad de poner etiquetas y nombrar el mundo circundante, de modo que nace algo realmente especial en el ser humano: todo el mundo es potencialmente su mundo, se puede interesar porque aquello que en principio no le interesa.
El falso enamoramiento
Sigo hablando del enamoramiento como una dinámica central en la configuración del ser psíquico. Esta es la entrada 15.
Si el enamoramiento fuese algo seguro, es decir, si siempre que siento el enamoramiento estoy llegando a la persona del otro en su centro, no en sus cualidades, poniéndolo y respetándolo como un fin, no usándolo como un medio, entonces no habría diferencia entre mundo real y mundo imaginado, pero en tal caso, este mundo sería otra cosa y no lo que es. Las cosas no son así de fáciles, todo en esta vida tiene inseguridades y el enamoramiento, a pesar de su fuerza de convencimiento subjetivo, también.
El mito del adulto independiente
Hay una cultura en cuyo centro se encuentra un cierto modo de entender la psicología, que considera que nuestro crecimiento, nuestro desarrollo como persona, tiene como culmen la formación de un adulto enteramente independiente. Desde este punto de vista la independencia se equipara a madurez y se constituye como el ápice del ser humano y, por tanto, cualquier desarrollo personal debe tender hacia la independencia. Independencia es entendida en el sentido de que la persona madura no depende de nadie y es capaz de afrontar la vida sin necesidad de depender de nadie.
En mi opinión estamos ante un mito, y un mito falso. Los mitos tienen valor como arquetipos de las configuraciones del yo y, desde este punto de vista, el mito es operativo, pero conduce a un punto, una cumbre donde estamos solos, lugar que poco tiene que ver con el ser relacional que realmente somos. Esta es mi objeción central a este mito, somos seres relacionales, tanto que al nacer, primero, somos conscientes de la relación y solo después de que posemos una identidad, así es el desarrollo del yo: el camino para llegar a una idea del yo pasa por darse cuenta de que hay otros.
La mirada en el enamoramiento (8)
Ya hemos dicho varias veces que el enamoramiento es una concentración de la atención, algo que le maravillaba a Ortega y le hacía encontrar dificultades en la objetividad del enamorado. La mirada es fundamental, la mirada es profundamente modificada por el enamoramiento. Las cosas no sólo son vistas porque están ahí, son vistas según nuestra capacidad de verlas y, en eso, el enamoramiento, nuestro compromiso con los descubrimientos que el enamoramiento nos ha ido haciendo, es vital. Como se puede comprobar nuestra visión está en las antípodas de la de Ortega.
«El rostro de un niño pide ser respetado»
Von Balthasar ha escrito páginas preciosas sobre la sonrisa del niño. El niño es el contraste ente la ausencia de fuerza (incapacidad para la violencia) y la exigencia de respeto: exige respeto sin tener fuerza alguna para imponerse. Sin embargo una madre o un padre reconocen que la primera sonrisa de su hijo les gana absolutamente: están dispuestos a hacer cualquier cosa por él, a darle lo que necesite. Hay muchas realidades humanas detrás de esta observación. Entre otras esta: lo que percibimos es mucho más de lo que se nos dice con palabras, y el lenguaje corporal, la sonrisa, es mucho más profundo y dice mucho más que cualquier lenguaje estrictamente verbal.
Ser capaces de descubrir qué hay en la sonrisa del niño es la prueba de que nuestra percepción es adecuada. La percepción importante para la vida no es la percepción de la objetividad, la percepción de la objetividad no descubre en la sonrisa del niño más que lo obvio: una sonrisa. Pero la sonrisa del niño es mucho más, muchísimo más.
Para aclararse hay que pensar que el niño, cuando nace, es un cúmulo de necesidades y un sistema de emociones formándose con las vivencias, que no calibra ni siquiera la dimensión de su cuerpo, donde acaba él, donde empieza el mundo, que termina descubriendo, ¡oh sorpresa!, su pie y lo chupa. El niño se siente bien, esta alimentado, limpio, si llora acuden, etc. Su primera sonrisa significa algo muy importante: el niño identifica en el rostro de su madre la fuente del bien que recibe. La vida no es algo hostil, como oscuramente se presiente, porque existe esa fuente de bien que es su madre.
Dostoievski lo cuenta de la siguiente manera en su novela «El Idiota», por boca del protagonista, el príncipe Mishkin: «me topé con una campesina que llevaba en brazos a un niño de pocas semanas. La mujer era muy joven. De repente miró al niño con embeleso y se santiguó con mucha devoción. Yo, que siempre ando preguntando, le dije que por qué hacía eso: «Porque mi niño acaba de sonreírme por primera vez, y mi alegría es tan grande como la de Dios cuando un pecador se arrodilla ante Él y reza con todo su corazón»» (El idiota, parte II, cap.IV.). La madre ha descubierto un sentido a su existencia en esa sonrisa. Todos los sentimientos incluso los más sublimes de trascendencia se acumulan en la percepción de la madre.
La deducción neta es que la sonrisa es un acto físico, porque consiste en unos movimientos de músculos, emocional, porque expresa un sentimiento de satisfacción y también netamente espiritual, un perro nunca la haría, aunque tiene emociones, es un acto de reconocimiento, de inteligencia, pero a la vez es mucho más es un acto de agradecimiento y por eso de amor. La madre lo reconoce así, con un estremecimiento que la recorre entera, que va hasta lo más hondo de su ser, y por eso ya está pagada de todas las fatigas que le ha provocado el niño. Realmente ya estaba pagada por todos sus dolores, trabajos y preocupaciones, con el hecho de su existencia, pero ahora hay mucho más, hay reciprocidad; madre e hijo se reconocen, y por eso se entienden y se quieren.
Quiero incluir esta reflexión entre los temas de la meditación como un interrogatorio sobre cómo es nuestra mirada. Es una mirada objetiva, que solo capta lo obvio, o es una mirada que capta la esencia de las personas y lo que estas nos comunican con sus sentimientos y emociones, con su intimidad. La sonrisa es una comunicación centralmente emocional que conecta con las necesidades más profundas del ser humano, esas que Maslow sitúa en el 5º nivel, en la cima de su pirámide de las necesidades: la trascendencia, la necesidad de que nuestra vida tenga un sentido.
Esta mirada que descubre la intimidad personal, este descubrimiento de la sonrisa de un niño, de ese valor que se nos antoja superior a nuestra propia personal medida y que por tanto merece ser absolutamente respetado, es la base de las relaciones humanas. Si descubrimos la profundidad de la mirada del niño nuestras relaciones serán de un tipo, si no la descubrimos serán de otro. La sonrisa del niño pide el respeto para él y también, por eso, para todos los seres humanos.
La necesidad de la meditación
Después de bastantes entradas tratando la noción de intimidad, quiero dedicar algunas a la meditación. La meditación es el principal instrumento de trabajo con la intimidad. En realidad ya he empezado con la entrada anterior sobre la belleza.
Quizás pocas veces nos planteamos la importancia de la meditación en nuestra vida cotidiana, es decir su necesidad para la calidad humana de nuestra vida, para desarrollar una vida que sea verdaderamente humana. Y sin embargo, la meditación apunta al centro de lo más específicamente humano, lo descubre, lo hace nacer y por eso constituye una actividad esencial para cualquier hombre o mujer, de tal modo que sin ella, su vida carecerá de cualidades que necesita para ser profundamente humana. La meditación es una actividad característica del hombre, que le especifica como tal. La meditación es la herramienta para trabajar en directo la intimidad, y es por esto que se convierte en algo necesario si se quiere vivir desde dentro, ser realmente uno mismo.
La nos hace ser hombres por su conexión con el amor. El amor tiene su fuente ser honesto consigo mismo y con los propios sentimientos y necesidades. Esta es la base de donde puede fluir el amor, de la que se alimenta. Y ese trabajo de conexión de nuestra intimididad con nuestros sentimientos y necesidades la hace la meditación. Por ello la meditación nos conecta con la fuente más profunda que hay en nosotros. La meditación es totalmente necesaria para una vida verdaderamente humana, para descubrir la propia identidad como personas, para poder contemplar el mundo y descubrir su belleza.
La belleza como vía para la meditación es especialmente importante, toda meditación es de algún modo apertura a la belleza, apertura al ser, y apertura a la belleza. La belleza es el camino la vía el prisma por el que conectamos con el mundo con nuestro ser más profundo. En la meditación las cosas tiene que ser bellas y si lo son, nos entran hasta lo más hondo, hasta las coyunturas de nuestro ser.
Hay muchos sistemas de meditación. Tanto la tradición de origen cristiano como la budista, la hinduista y la islámica, la han desarrollado por diferentes vías. Todas ellas son válidas, o mejor entre ellas hay que escoger aquella que es más adecuada para nosotros