La idea para esta entrada me ha venido leyendo una entrada de Pablo Malo, psiquiatra, Explicando el Postmodernismo, en su blog Evolución y Neurociencias, Domingo, 12 de noviembre de 2017. Os animo a leerlo porque es muy interesante.
En realidad, escribe sobre el libro, Explaining Postmodernism. Skepticism and Socialism from Rousseau to Foucault, del filósofo Stephen R.C. Hicks.
Llego a la conclusión de que Hicks es anti-postmoderno y con armas intelectuales propias de la modernidad, trata de reducirlo al terreno político, en el que se deduce que es profundamente nocivo, ya que “balcaniza y genera conflictos” que “solo se resuelven por la fuerza” y sobre todo se aleja de (tiene nostalgia de) su muy amada realidad objetiva alcanzable por la razón.
política
Inundación empática. Lectura de JE SUIS CHARLIE
Desde hace tiempo en las explicaciones sobre que es la empatía hablo de inundación empática, que en mis diapositivas defino como: Fenómeno social en el que un grupo de personas entra en un mismo sentimiento que les hace vibrar en conjunto, por ejemplo, participando en un concierto, etc.
La persona, ser político: ¿qué justifica la autoridad?
La política es el lugar de la decisión sobre la sociedad humana, sobre las grandes o pequeñas reuniones humanas que se constituyen en unidad. Es por tanto el lugar de la concepción de la sociedad, de su organización y de su administración, es el lugar de la autoridad. La autoridad en una comunidad es algo que nos encontramos dado, debemos obedecer a multitud de normas y nuestro encuentro con estas hace surgir en nosotros variedad de emociones. El punto central es la aceptación de la autoridad que nos impone esas normas. ¿Qué justifica la autoridad y el poder?
El hombre ser social: trabajo y riqueza, política y religión
El hombre es un ser social y erraríamos si lo considerásemos solo de un modo individual. Fenomenológicamente esto es tan claro como ver de noche desde un avión las luces que indican las poblaciones humanas, el modo en que se agrupa el hombre. Son racimos de luz que se van conectando unos con otros: el hombre se organiza y vive en sociedad. Evidentemente la base de esa sociabilidad se encuentra en el interior del hombre, en su capacidad de enamoramiento y amistad, en su sistema emocional de respuesta. De ahí surge toda una organización social a través de 3 ejes: el trabajo y la organización de la riqueza, la política y la religión.
El trabajo ocupa un lugar especial en la antropología, en la concepción de la persona. La cultura es construida sobre el trabajo del hombre y la cultura construye el cambio en el homo sapiens, por encima de la evolución. Por esto el trabajo tanto influye a nivel social, en la estructuración social, como en la configuración personal. No toda la estructuración social depende del trabajo, pero el trabajo y su acumulación en forma de riqueza constituyen la base de la organización social.
El hombre y la cultura
Una afirmación central de la antropología moderna es que «hace unos 45.000 años la cultura entró en un período de despegue. Con anterioridad a esa época, la evolución biológica y cultural se producían en tasas comparables, y los cambios biológicos y culturales estaban estrechamente interconectados. Tras el despegue, la tasa de evolución cultural se incrementó dramáticamente, sin que se produjera un aumento simultáneo en la tasa de evolución biológica (…) para comprender los últimos 45.000 años de evolución de la cultura, el énfasis principal ha de ponerse en los procesos culturales más que en los procesos biológicos».
La abdicación del rey Juan Carlos, una lectura desde lo emocional
Desde luego la abdicación de Juan Carlos a la corona de España admite muchas lecturas, y también una desde lo emocional. Para hacerlo no hay más que fijarse en su discurso de abdicación, discurso breve, pero plagado de términos emocionales: orgullo, gratitud, ilusión, etc. En el centro del discurso hay unas palabras de Juan Carlos que dibujan el contenido emocional de la relación política establecida entre gobernante y ciudadanos. Juan Carlos ha afirmado que: «He gozado con vuestros éxitos. He sufrido cuando el dolor o la frustración os han embargado». Vamos a seguirlas para ver los motivos de la abdicación.
La amistad y la libertad
Una vez dibujada la amistad en los anteriores post, como sucesión discontinua de encuentros vamos a entrar en una característica clave de la amistad: la libertad. La amistad es libre. Se mantiene si se quiere y mientras se quiere. Nos duele la pérdida del amigo, el dejar de considerar amigo a alguien que lo ha sido de verdad, pero pertenecer a esa categoría de amigo depende en cada momento y siempre de nuestra libertad. No solo es libre la relación, es libre cada encuentro, llamamos al amigo cuando queremos, no estamos obligados a hacerlo. Precisamente alguien es amigo porque no nos cuesta llamarle y lo hacemos voluntariamente y de buen grado. Basta que esto desaparezca para que no tengamos obligación alguna de llamar al amigo.