«Condenados a ser libres» (Jean Paul Sartre)

Esta como tantas otras lúcidas frases de Sartre expresa una verdad palmaria: estamos condenados a ser libres, estamos obligados a escoger en la vida y esa elección nuestra marca nuestra vida, en realidad, elige nuestra vida. Nuestra vida se compone de nuestras elecciones y no elegir es ya tomar una opción, un camino, que en este caso está hecho de cerrazón, es como un bloqueo, un bloqueo de nuestra vida, pero quedará. Querámoslo  o no tenemos que hacer elecciones constantemente y eso marca nuestro recorrido existencial, y termina por decidir quiénes somos.

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Por eso elección y compromiso van unidos: la elección nos compromete. La no elección nos compromete con no elegir, en realidad con ser llevados por otros, por el compromiso y la elección de otros. No elegir es elegir, y no comprometerse es comprometerse, eso sí, sin la capacidad de marcar el rumbo, de ir a donde queramos: esa ha sido nuestra elección.

No podemos no elegir. Ya que no elegir es elegir, siempre estamos eligiendo. No tenemos un refugio para descansar de elegir. No tenemos una cueva donde estemos a salvo del compromiso. Para Sartre la naturaleza humana está en este ser libres, en este estar encadenados a las elecciones, condenados a tener que decidir la propia vida.

Si echamos la vista atrás en nuestra vida veremos que hay hitos, momentos en que decidimos ir por determinados caminos o momentos en que dejamos escapar un tren que partió sin nosotros dentro, nos quedamos en la estación y dejamos la oportunidad de ese viaje.

 La frase esconde a su vez otra verdad obvia, tan obvia que no la tenemos en cuenta: elegir es renunciar, renunciar a todas esas cosas que no vamos a hacer ya que hemos decidido hacer otra. Hay personas que se atascan en esto: no deciden por la pérdida que implica, por todo lo que pierden. Elegir supone aceptar la limitación, una vida limitada en la que solo podremos hacer «pocas» cosas, desde luego deberemos renunciar a muchas, más de las que realizaremos.

La clave de sentirse bien en la vida es precisamente este aceptar la renuncia de todo lo que ya no vamos a hacer, por eso la frase de Sartre es especialmente lúcida: aceptar que estamos condenados a ser libres es aceptar nuestra condición de seres limitados. Somos seres libres, que comprometen su vida con sus decisiones, poco o mucho, pero la van dibujando con sus elecciones. A la vez somos seres limitados que al elegir renuncian a muchas más cosas que esa que han elegido. Esta es la encrucijada de todo ser humano, por un lado con su libertad abre la novedad, es capaz incluso de insertar la libertad en el tiempo, es decir de transformar el tiempo en historia (esta es la diferencia con los seres, animales, plantas, que siguen viviendo en el tiempo), pero por el otro lado es un ser limitado que se encuentra constantemente en encrucijadas en las que debe renunciar. Ver la posibilidad y renunciar, esta es la condena del ser humano de la que tan certeramente nos habla Sartre.

6 comentarios en “«Condenados a ser libres» (Jean Paul Sartre)

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