Las raíces del coaching emocional

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Se define con frecuencia el coaching como trabajo hacia una meta, y es cierto, el coaching es algo muy práctico que nos confronta con la realidad de lo que queremos conseguir. Sin embargo concebirlo así no es correcto, en realidad el coaching emocional es el último eslabón en esa corriente particular de viajes del ser humano: el que se dirige hacia el centro de uno mismo. El objetivo externo sirve para descubrir quiénes somos, para emprender ese viaje hacia dentro. El viaje al interior es mucho más difícil, nos plantea muchos más retos. Y sin el viaje interior no hay aprendizaje. Todos los clásicos del pensamiento han pensado en ese viaje al interior como la solución a todos los problemas del ser humano en particular y de la humanidad en su conjunto.

El centro es el corazón del ser humano, y el viaje hacia el interior es el descubrimiento de ese corazón. Ese es el camino del desarrollo, el camino particular de cada uno de nosotros y el único que puede lograr cambios reales. El corazón ha sido siempre considerado por la literatura humana de todas las culturas,  la sede de las emociones y sentimientos. En nuestro lenguaje esto se expresaría diciendo que es uno de los principales órganos diana de la repercusión somática de las emociones. El corazón «responde» a las emociones con una delicada sensibilidad: acelera el ritmo o prácticamente lo detiene, es una campana de resonancia que nos hace darnos cuenta de como nos está afectando algo. «Se me encoje el corazón» es una expresión que utilizamos para indicar que algo que sucede no tiene cabida en nuestra capacidad de aceptar hechos, quizá ni siquiera en nuestros valores. La expresión contraria también existe: «se me agranda el corazón», lo que ha sucedido me hace recoger ilusión y esperanza, me hace respirar a pleno pulmón, me hace sentirme libre. De este modo lo que nos parece que debe suceder y lo que no, lo referimos al corazón.

Entonces nuestro viaje al interior, al centro, es un viaje a la sede de emociones y sentimientos porque estos constituyen realmente lo mejor y lo peor del hombre y la mujer, lo que es más propio de lo humano, lo que somos, cuál es nuestra sensibilidad y cómo concebimos nuestra vida y la de quienes nos rodean, seres humanos, animales, plantas y minerales. Emociones y sentimientos son nuestro contacto con la vida, con la realidad. En este viaje son nuestro objetivo y nuestra mejor guía para la existencia.

Nos encontramos en un flujo en el que se aúnan oriente y occidente, la tradición que toma su origen en Buda y la necesidad de la purificación personal y la de la filosofía griega clásica, que incluye en el frontispicio de la academia, el lugar de la enseñanza de Platón y Aristóteles, la expresión: «conócete a ti mismo», indicando así el camino del hombre, el camino hacia la felicidad. La tradición de la filosofía, amor a la sabiduría, ha entendido siempre que era necesario conocer el corazón del hombre. Hay múltiples nombres, comenzando desde Sócrates, Platón y Aristóteles. Habría que citar a Boecio y su «Consolación de la filosofía», Avicena, Tomás de Aquino, Descartes, Kant, Hegel, Husserl, por citar solo alguno de los nombres de más peso. Todos contribuyen de modo decisivo al conocimiento del ser humano, que es lo mismo que decir de su interioridad, de su sensibilidad, de sus emociones y sentimientos, de su modo de entender el mundo, de su mapa mental, del mapa que como personas y también como especie nos hemos forjado de la existencia.

Además de esta tradición que podemos llamar de la filosofía y seguramente también de la razón, hay otra más mística, más del corazón. Seguramente en esta tradición podríamos considerar incluida la tradición oriental, que comienza con Buda, y que ha vuelto a influir de modo poderoso en occidente en el siglo XX, influyendo en todas las corrientes filosóficas y psicológicas que se han preocupado de recuperar al hombre. En ese filón oriental podemos considerar incluida la tradición sufí y la mística islámica, cuya influencia sigue perviviendo hasta hoy día, baste pensar en el eneagrama y su completo, sofisticado y matizado mapa de la configuración de las personalidades humanas.

Esta tradición mística podemos considerar que se inicia en occidente con «Las confesiones» de Agustín de Hipona, pasa a través de la Edad media con el impulso del maestro Elkhart, aflora en la mística española de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, retoma impulso en Pascal. Esta corriente recoge el venero de Jesús de Nazaret y su indudable influencia en la historia y en el respeto de cada persona humana y que llega hasta nuestros días, con una influencia a través de la cultura popular, que ha influido la vida de las generaciones.

Todo esto está incluido aquí para entender que el coaching emocional es algo novedoso, con toda la novedad que puede proporcionar la historia en momentos clave, pero también es fruto de una tradición que enraíza en los siglos y en la profundización en la comprensión del alma humana, por utilizar una expresión tradicional, que a mi me gusta más utilizar. Esta es la ciencia de la comprensión de cada mujer y hombre en particular, rechazando cualquier teoría que fuera solo eso teoría y no práctica.

Reivindicación de la belleza

En la filosofía clásica griega y medieval, el ser tiene 4 trascendentales: unidad, verdad, bien, y belleza. Esto es el centro de lo que se ha denominado metafísica. La metafísica es el centro de la filosofía, uno de los mayores intentos de la historia de comprender la realidad, el mundo del hombre.

Los trascendentales indican los aspectos esenciales que se dan en todo ser por el mero 20747446_shecho de ser (aquí ser funciona como contrario a nada). Cualquier cosa o persona, sujeto u objeto, ser inerte o ser vivo,… tiene esos 4 aspectos. Es uno, puede ser denominado de una forma unitaria, tiene una verdad propia, está ligado al bien y posee una belleza intrínseca. A lo largo de la historia cada aspecto ha sido desarrollado por disciplinas diversas. La unidad la estudia la metafísica, la verdad la filosofía o las diversas ciencias, el bien la moral o la ética, la belleza la estética.

La trayectoria cultural de occidente le ha llevado a poner la verdad en el primer lugar y nuestra cultura está construida como búsqueda de la verdad, y sobre cómo se construye un edificio de conocimientos verdaderos. No hay más que ver el tremendo desarrollo de la ciencia, de las diversas ciencias, todo un floridísimo árbol que cada día posee más ramificaciones. La verdad ha potenciado la perspectiva racional, privilegiando los aspectos conscientes del conocimiento humano. La ciencia ha transformado (debería decir ha reducido) al ser en objeto y ha trabajado con la objetivación, con el objeto y sus características.

La moral, la ética y las ciencias de la conducta, también han tenido bastante desarrollo, no tanto como la ciencia, y desde luego sin el consenso que la ciencia ha obtenido. El bien y su desarrollo no han conseguido una justificación unitaria, un método unitario que consiguiese el consenso. Para la moral las creencias han sido determinantes, esta base la ha alejado de la perspectiva racional y objetiva alejándola de ese consenso de la ciencia. El sujeto está ya necesariamente incluido en las ciencias de la moral y la ética, por lo que ya no se trabaja con mera objetivación.

La belleza ha tenido un desarrollo raquítico y es sin embargo la vía emocionalmente más accesible. Es la vía de mayor amplitud de percepción, es una vía de gran incidencia emocional y vital… y no ha sido realmente explotada en occidente. Las artes, como parcelas del dominio estético, se han desarrollado cada una por su parte, y han tenido un desarrollo cultural esplendido, pero no como una visión unitaria desde la belleza. Así se ha desarrollado la música, con una historia espléndida, igualmente la pintura con una evolución de la experiencia visual realmente impresionante, etc.

Para la cultura occidental, la belleza ha resultado ambigua para la percepción consciente y ha resultado una mala guía para las elecciones existenciales. En un intento de compresión, hemos distinguido entre belleza interior y belleza exterior. Para achacar a la belleza exterior elecciones equivocadas, equivocadas en el sentido de que la persona no escoge adecuadamente en función de su bien y también que puede ser fácilmente engañada. La belleza interior, por su parte, al aludir a características no captables en directo, parece en la primera aproximación más bien un intento de rescatar e incluir elementos que se han quedado fuera de la consideración. En resumen la belleza no se ha prestado con facilidad a elecciones racionales y se ha conjugado con mucha dificultad razón y belleza.

En la percepción de la belleza persiste la conjunción de lo emocional y lo racional y ambos se confunden, o se iluminan, uno a otro. La aparición determinante de elementos emocionales, como tales subjetivos por ser dependientes de las vivencias personales, ha hecho que las elecciones basadas en la belleza no obtengan consenso y que se haya abandonado esta vía. Además en la cultura occidental han predominado  de tal modo los elementos racionales, que la belleza ha sido el trascendental relegado en la cultura, el permanente ausente, ya que introduce elementos de la percepción no fácilmente controlables, y eso a pesar de que su peso en la percepción humana es realmente relevante.

Hago esta observación aquí, porque el desarrollo emocional nos va a llevar a través del territorio de la belleza y de su descubrimiento. Tanto es importante el terreno de la meditación que estamos tratando ahora, como en el de los fenómenos emocionales más profundos, especialmente en el enamoramiento. La belleza no puede ser dejada de lado en un desarrollo que pretenda ser emocional.

La inclusión de la belleza como elemento tan importante como la verdad es el desafía actual y futuro de la cultura.

Max Scheler, la persona en todos y cada uno de sus actos

Max Scheler, es un discípulo de Husserl, que desarrolla de modo personal la reflexión de Scheler_maxeste sobre los sentimientos. Nos vamos a fijar solo en un punto: la noción de persona. Dejamos su ética de los valores para otro lugar. Con ella Scheler ha influido notablemente en la ética conectándola con las emociones y buscando un enfoque personalista en contraste con el enfoque formal de Kant.

Para Scheler la persona se revela en cada uno de sus actos. La persona sigue siempre la ley de la totalidad: se da toda entera en todos sus actos, o no se da. La persona no se expresa, no aparece en lo que le pasa pasivamente, sino en aquello en lo que participa activamente. Esta es la base de la objetivación del espíritu. Nos expresamos con todo, la persona es un ser que se expresa, que necesita expresarse, comunicar, una palabra en un cuerpo que pugna por salir en todo momento y ese salir la desarrolla.

Hay que tener en cuenta que la persona es también cuerpo, este cuerpo es también palabra y participa de la expresión de la persona. Persona y cuerpo se encuentran ligados. Persona y cuerpo forman la clave de la comunicación humana.

La idea que se deduce, que se puede comprobar que tiene una fuerte influencia en nuestra vida de cada día, es que ponemos en todo un sello personal, una impronta específica, que no puede dejar de aparecer en lo que hacemos, tenemos un espíritu único, que se expresa de un modo que es posible reconocer. Tenemos una marca que se puede reconocer. Esa marca es la marca de la persona, en realidad lo que significa ser persona. Esto está en conexión con la experiencia de reconocer a una persona tanto por su modo de hablar, su caligrafía, su modo de relacionarse, etc. Esta singularidad es emocional, es la elaboración del sistema emocional de las experiencias vividas, algo que gauguinhace a cada persona enteramente singular.

Esta explicada de modo sintético, pero cada una de las expresiones está preñada de consecuencias y no podemos descuidar nada de lo dicho.

Esta noción de persona, en realidad una constatación fenomenológica de la realidad de la persona, va a influir poderosamente en el personalismo del siglo XX.

Husserl, la fenomenología

Para Husserl los sentimientos son la respuesta a la problemática del conocimiento. La edmund hursserlidea fija de Husserl es: «Ir a las cosas mismas». Su aportación clave ha sido esta: Los sentimientos son el camino para la verdad de nuestro conocimiento. La manera de conocer es centrarse en el fenómeno que aparece en la conciencia. Se trata de un conocimiento de lo consciente, de lo que aflora en la conciencia del sujeto (fenómeno), pero donde lo externo, lo objetivo, encuentra entretejido con todo el resto de la percepción del sujeto. El subsuelo es el subconsciente, todo un mundo personal.

De este modo los fenómenos no solo dan el mundo, sino indisolublemente unido, nuestra posición en él.

Consecuencias:

1. El punto de interés ahora es la persona, el individuo, y no la sociedad o el pueblo, como sucedió con Hegel. Las utopías son grandes construcciones para toda la sociedad o pueblo o cultura… Con Husserl entramos en una visión menos grandilocuente, más concreta: pasamos por los ojos de cada persona. Lo importante es la persona concreta.

2. No hay un solo punto de vista pretendidamente objetivo, hay muchos puntos de vista que pasan por la situación concreta de cada sujeto.

3. El sujeto no es solo un observador porque está afectado por lo que observa. El sujeto no es neutro en nada de lo que hace. Está implicado en el ambiente en el que vive, es parte de él. En realidad lo objetivo no existe, hay lecturas, que dependen del sujeto que los hace, de sus valores.

La idea de que el observador es parte del paisaje, no se encuentra fuera, es una conclusión muy importante de la fenomenología. De modo recíproco, en el fenómeno se incluye al sujeto. El existencialismo desarrolla esta idea, como veremos.Edith_Stein

Conclusión: Husserl proporciona una herramienta de conocimiento fecunda que dará un gran desarrollo. En realidad en él se juntan las dos corrientes de las que hemos hablado: la línea racional (Husserl es un profesor de filosofía) y la existencial. Su influencia va a ser clave en la línea existencial. Su escuela estudia los sentimientos de un modo inédito hasta entonces. Destacan Max Scheler (El papel del resentimiento en la moral), lo vemos un poco más adelante y Edith Stein, cuya tesis es sobre empatía (1916).

A continuación toda una línea de pensamiento inspirada en la fenomenología recorre el siglo XX. El existencialismo es hijo de esta corriente. Pensadores como Martin Buber, Paul Ricoeur y Emmanuel Levinás, entre otros, beben de esta fuente.

Sigmund Freud: las dudas del sujeto y de su libertad

En medio del mundo racional y utópico del siglo XIX aparece S. Freud confreud su descubrimiento del subconsciente: Resulta que debajo del sujeto pensante todopoderoso había un subconsciente, y lo que parecía verdad está mediatizado por los impulsos y los instintos, y lo que parecía libertad no es tan libre de poder decidir porque se encuentra oculta e internamente condicionado. Se aterriza en la persona concreta, real, con sus miedos y fobias. El hombre no es tan racional, debajo de lo consciente hay un mundo de pulsiones, de impulsos e instintos… su libertad no es más que una apariencia, una máscara que cubre la realidad de que son otras las instancias que deciden. Es difícil exagerar el impacto que las ideas de Freud crearon en el mundo cultural de su época.

No es que se pensase antes que no había elementos no voluntarios en la psique. Lo hemos visto en el realismo, que lo conoce, pero concede la primacía a lo voluntario y libre. El tema es que debajo de la racionalidad, debajo de lo consciente hay un mundo desconocido y su influencia en lo consciente es mayor de lo que se piensa, hasta convertirse en la instancia decisoria, con grave perjuicio para la libertad, incluso su eliminación.

Con Freud nos encontramos 20-30 años después de Darwin y su teoría de la evolución de las especies. Freud aplica esas ideas al hombre. El hombre es ahora un animal más, producto de la evolución, con instintos igual que todos los animales,  sometido a todas las leyes físicas, químicas, biológicas, etc. Su psique es una creación temporal, una sucesión de hechos condicionantes, comenzando desde la infancia y la propia relación con los padres (esta aportación de Freud sigue siendo fundamental). La consecuencia evidente es que el hombre deja de ser un ser por encima de lo creado (espiritual), cuya verdadera patria no está en otro mundo, está en este (esta era una visión ya deducida en el realismo).

Además, no es lo consciente lo que decide, sino lo subconsciente siguiendo las leyes de la ciencia: la ley de causa-efecto, como cualquier otra ciencia. Freud piensa que si hay unos efectos concretos en la conducta (consciente): la neurosis, esta es debida a causas subconscientes.

El segundo elemento aportado por Freud junto al subconsciente, es el papel de la sexualidad. Hasta ese momento se trata de un tema enteramente tabú, en realidad el tema tabú por excelencia. Freud no solo habla abiertamente de él, sino que lo convierte en el centro de sus explicaciones. No solo hay un subconsciente, sino que se trata de un subconsciente dominando por la sexualidad: lo que había debajo de esa corteza de racionalidad consciente era ni más ni menos que sexo, este podría ser un resumen del impacto cultural de las ideas de Freud.

Hay otras consecuencias. Ahora los problemas no proceden de una freudiano2conducta (libre) que los crea, sino que es esa conducta la que procede de unos problemas anteriores: nos vamos a la infancia y al pasado para entender la formación del subconsciente. La psicología centra su atención en el pasado de la persona.

Otro cambio importante: nos encontramos ante una persona concreta, se pierde enteramente el punto de vista global de la razón. Además esa persona es mucho más real, con sus miedos y fobias.

Charles Darwin. El hombre es un animal más

El impacto de las ideas de Charles Darwin (1809-1882) en las ideas y la cultura de Darwin2occidente ha sido enorme, de hecho, a pesar de haber sido publicada en 1859 la polémica que levantó todavía no se ha concluido. El Origen de las especies ha creado un antes y un después en la concepción del hombre. Con Darwin nace la antropología científica: la investigación de los orígenes paleontológicos del hombre. Además para él las emociones ocupan un lugar central en el hombre ser orgánico y biológico, insertado en la biosfera del planeta junto a los demás seres vivos. Darwin se ocupa de ellas específicamente.

Para poder encajar dentro de las ideas de la evolución, las emociones, el ser psíquico del hombre, que son una de sus características específicas, junto a, especialmente, los mamíferos superiores, deben proporcionar una ventaja evolutiva para la supervivencia de la especie. Es decir, debido a que la respuesta conductual del hombre está mediada por las emociones, estas deben explicar la ventaja que proporcionan al hombre en su confrontación con las demás especies. Es decir la tesis a comprobar es que debido a que posee emociones, el hombre ha sido capaz de prosperar primero en el nicho ecológico del que procede y. segundo, también las emociones deberían proporcionar elementos para explicar su indudable éxito en relación con las demás especies del planeta.darwin3

La polémica está servida, aunque aquí no nos ocupamos de ella, sino solo la indicamos: su centro es que el hombre no necesita ningún otro tipo de explicaciones, aparte de la ciencia y específicamente la biología, (y con esto se alude especialmente a la religión y a todas las explicaciones espiritualistas, que sitúan el origen del hombre en un ser superior). Las ideas de Darwin resultan tan obvias hoy que es difícil darse cuenta del porqué de la polémica, y esta distancia nos lleva a comprender de que modo tan diferente se entendía al hombre: no se le podía incluir mentalmente en la selva, ni sometido a la ley de la selva, se consideraba que siempre había sido «superior», ya enteramente civilizado, de acuerdo a la época en la que se estaba, no se poseía una visión histórica y mucho menos evolutiva.

El marco en el que nos encontramos es el marco de la ciencia biológica y de sus exigencias de comprobación experimental de los datos que se obtengan. En la línea que se bifurca en Descartes (res extensa y res cogitans), nos encontramos en la res extensa. Se trata de explicar porque las emociones, la dotación psicológica del hombre, lo que le hace específico, ha sido beneficioso para la res extensa del hombre.

evolucion_del_hombreEl evolucionismo plantea las siguientes ideas: Darwin supuso la necesidad de los seres vivos de competir para obtener suficiente alimento y condiciones para la reproducción que garantice la mayor supervivencia posible en el entorno. De aquí surgió el concepto darwinista de lucha por la vida, en que la victoria corresponde siempre a quien posea una ventaja respecto a los competidores. Estas ventajas distinguen sólo a algunos individuos y determinan la supervivencia de los más aptos y la selección natural. El resultado es un proceso continuo de mejora y adaptación, así como la aparición de especies nuevas.

Las emociones proporcionan una diferencia en el contexto de la evolución que se apoya en tres principios:

  1. Las emociones básicas están ligadas a hábitos que ajustan a la situación producida: el miedo paraliza de modo que el depredador no puede ver a la víctima, etc.
  2. Cada una de las emociones básicas constituye una síntesis bipolar con otra antitética: alegría y tristeza no se dan a la vez, sino que se oponen una a la otra.
  3. El «fenómeno» de la emoción surge de acciones directas del sistema nervioso, como saltar o moverse cuando se está excesivamente excitado.

Estos tres principios llevan a un enfoque científico de las emociones, que las considera de un modo transcultural y comprobable por experimentación: La psicología ha entrado en el mundo de la ciencia.

Resumiendo podríamos decir que las emociones para Darwin:

  1. Aumentan la capacidad de supervivencia del individuo.
  2. Preparan el organismo para la acción.
  3. Dan forma al comportamiento.
  4. Favorecen la interacción y la comunicación social.

El planteamiento de Darwin es seguido por Freud y por toda una línea de investigación en las emociones a lo largo de todo el siglo XX.

Kant y su discípulo Hegel. La objetivación del espíritu

Partimos de las conclusiones de Descartes: ahora tenemos un sujeto Kantpensante. Kant y, sobre todo, Hegel van a llevar esta conclusión hasta el extremo. Ya no existe el mundo objetivo, externo, solo hay certeza en el conocimiento de mis propios pensamientos. Kant distingue noumeno: la realidad en sí, que no es cognoscible y el fenómeno: el impacto de la realidad en mi consciencia, en mi percepción interna, que si puedo conocer. Para Kant el hombre es un sujeto pensante que pone el mundo. Hegel lleva la idea hasta su desarrollo extremo.

ceramica aztecaHasta el espacio y el tiempo no son elementos objetivos, sino categorías a priori del pensamiento, son puestos por el sujeto: ojo, ¿cuál es nuestra noción de tiempo?, el del reloj o el interno, no pasa el tiempo lentamente en una espera y a toda velocidad en una película, etc.

ceramica egipciaEl paso siguiente es la proyección del espíritu en las cosas: todo lo que es cultural, todo el mundo del hombre está marcado por un espíritu que se objetiviza, impregna, marca las cosas. El espíritu impregna los objetos que toca, y los deja marcados con su sello. El espíritu se objetiva en sus realizaciones: así distinguimos una cultura: azteca o egipcia, un artista: van Gogh o Kandinsky. Tanto tienen espíritu la persona como los pueblos: la cultura.

Su exageración: la utopía, un mundo mental que se intenta realizar, aún a costa de la realidad misma, que ha resultado terca y se ha resistido a la manipulación, tanto la realidad política (democracia frente a totalitarismos, lo local frente a lo global), como la naturaleza (ecología). Al final también hay que incluir el propio cuerpo. Este es el resumen de la historia de los últimos dos siglos, desde Kant y Hegel hasta quizá la caída del muro de Berlín: la época de las utopías, baste pensar en el nazismo y el comunismo bolchevique.

¿Qué sacamos para nuestro tema?

Un fuerte racionalismo: todo es pensable, ordenable por la razón, hasta la exageración: solo lo racional es real: este va a ser el punto de quiebra de este mundo tan lógico y racional y ordenado. Se ha llevado hasta sus últimas consecuencias la idea del realismo del alma: entendimiento y voluntad, todo lo que no encaja en la razón es declarado inexistente. La definición de verdad de Aristóteles y medieval, adecuación entre la cosa y el intelecto, ha sido girada: primero es el intelecto, que se convierte en el criterio de realidad, lo que no encaja en el intelecto no es real.

Se sigue pensando desde lo global, desde lo general. La razón alcanza lo universal. Por ello, la utopía se impone. El subjetivismo racional no respeta las otras visiones. Un ejemplo de esto es la noción de progreso, que ha tenido una amplia vigencia: es una primacía de la razón, lo que va con la ciencia y la razón es progreso, es avance y por ello debe ser para todos, lo quieran o no. Aquí están muchas de las razones del «colonialismo cultural occidental».

hegelNos objetivizamos en todo lo que hacemos. Esta idea de Hegel es una clave de nuestro modo de pensar actual y de las corrientes que forman en la inteligencia emocional. Dejamos nuestra huella en todo: viendo nuestra habitación se ve cómo somos.

No quiero terminar sin señalar que Kant es muy importante para la noción de persona y para su desarrollo en los derechos humanos al señalar que en el centro de la moral esta la idea de que persona es aquel ser que no se presta a la utilización: trata a cada persona siempre como un fin y nunca como un medio. Este es el resumen de su enseñanza, que perdura en los derechos humanos concebidos como radicalmente pertenecientes a cada persona: nadie nos concede los derechos humanos que poseemos, son nuestro solamente por existir.

Descartes y la verdad y la duda

El contexto de la época; nos encontramos en el nacimiento de la ciencia moderna, Descartes mismo es un matemático importante. La ciencia empieza a crecer porque se apoya en las matemáticas como instrumento.descartes

¿Qué es lo que está sucediendo? Para aclararlo vamos al conocido ejemplo de Galileo (también Copérnico), y los problemas que planteaba al hombre de la época: por vez primera no hay que hacer caso a los sentidos, sino al razonamiento matemático: dar un salto al vacío. Resulta que lo que se mueve la tierra y no el sol, mientras que los sentidos lo que dicen es que se mueve el sol. Para aceptarlo todo el esquema mental del realismo, construido y afianzado durante siglos, debe caer: los sentidos engañan.

Descartes da el centro de su pensamiento en el Discurso del Método donde aparece el famoso «Pienso, luego existo».  En él se  puede ver el giro copernicano: del realismo al idealismo.

De modo sucinto, las conclusiones que podemos extraer de ese texto son, o más bien el giro que produce en la consideración realista-medieval hasta entonces vigente, hace pasar de:

de centrarse en lo externo, al yo, como punto central;

de la verdad de los sentidos, a la verdad de mis pensées (que son tanto pensamientos, como sensaciones), la verdad es la de la percepción interna.

de la unidad cuerpo-alma, al alma como verdadero yo, que puede existir sin cuerpo (de todos modos esta idea ya estaba en Platón).

Consecuencia: hemos cambiado de punto de vista, ahora tenemos un punto de vista subjetivo, la verdad está en el interior del sujeto que piensa. Todavía el acento no está en los sentimientos, sino en el pensamiento, pero ahora su validez le viene dada por la confirmación interna. El sujeto pensante.

Un texto clave de Descartes: «Pienso, luego existo» (1637)galileo

(Los subrayados son para mejor evidenciar sus diferencias con el pensamiento aristotélico-medieval)

Desde hace mucho tiempo había observado que, en lo que se refiere a las costumbres, es a veces necesario seguir opiniones que tenemos por muy inciertas como si fueran indudables, según se ha dicho anteriormente; pero dado que en ese momento solo pensaba dedicarme a la investigación de la verdad, pensé que era preciso que hiciese lo contrario y rechazara como absolutamente falso todo aquello en lo que pudiera imaginar la menor duda, con el fin de comprobar si, hecho esto, quedaba en mi creencia algo que fuese enteramente indudable.

Así, puesto que nuestros sentidos nos engañan algunas veces, quise suponer que no había cosa alguna que fuera tal como nos la hacen imaginar. Y como existen hombres que se equivocan al razonar, incluso en las más sencillas cuestiones de geometría, y cometen paralogismos, juzgando que estaba expuesto a equivocarme como cualquier otro, rechacé como falsos todos los razonamientos que había tomado antes por demostraciones.

Y, en fin, considerando que los mismos pensamientos que tenemos estando despiertos pueden venirnos también cuando dormimos, sin que en tal estado haya alguno que sea verdadero, decidí fingir que todas las cosas que hasta entonces habían entrado en mi espíritu no eran más verdaderas que las ilusiones de mis sueños.

Pero, inmediatamente después, advertí que mientras quería pensar de ese modo que todo es falso, era absolutamente necesario que yo, que lo pensaba, fuera alguna cosa. Y observando que esta verdad: pienso, luego existo, era tan firme y tan segura que todas las más extravagantes suposiciones de los escépticos no eran capaces de socavarla, juzgue que podía admitirla como el primer principio de la filosofía que buscaba.

el-error-de-descartesAl examinar después atentamente lo que yo era, y viendo que podía fingir que no tenía cuerpo y que no había mundo ni lugar alguno en el que me encontrase, pero que no podía fingir por ello que no existía, sino que, al contrario, del hecho mismo de pensar en dudar de la verdad de otras cosas, se seguía muy evidente y ciertamente que yo era.

Por el contrario, si yo hubiese dejado de pensar, mientras que todo el resto que había imaginado si era verdad, no tendría razón alguna para creer que yo existo: por esto comprendí que yo soy una sustancia cuya esencia y naturaleza no es sino pensar, y que, para existir, no necesita de lugar alguno ni depende de cosa alguna material. De manera que este yo, es decir, el alma por la que soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo e incluso más fácil de conocer que él y, aunque el cuerpo no existiese, el alma no dejaría de ser todo lo que es.

Aristóteles y el realismo y la edad media

El pensamiento de Aristóteles es un modo de pensar que domina el mundo occidental aristoteles1durante siglos, especialmente desde su reintroducción por Tomás de Aquino (s. XII), sustituyendo al platonismo que es el predominante en el mundo greco-romano y posterior. Refleja muchos modos de pensar todavía actualmente. Se basa en un optimismo: podemos conocer la realidad exterior tal cual, las esencias de las cosas. Conocemos las cosas (res, cosa) en si mismas. Es un conocimiento objetivo, que conoce el mundo exterior.

Al estar el punto del conocimiento en el objeto resulta que el conocimiento es objetivo; lo que quiere decir también igual para todos. El hombre, aún siendo una parte del cosmos, ve las cosas tal cual son: su visión objetiva es la verdad. La verdad es la adecuación entre el intelecto y la cosa en sí. Esta adecuación es posible y es afirmada. Es decir, el intelecto capta las cosas tal como son.

aristoteles_5Hay un mundo real y yo puedo conocerlo en sí. Los sentidos me dan información correcta. Ya Aristóteles afirma: no hay nada en el intelecto que no pase primero por los sentidos. Todo pasa por los sentidos, que transmiten básicamente bien.

Todo tiene su sitio, el mundo entero está jerarquizado: Dios arriba y los infiernos debajo (infierno viene de inferi, que significa inferior): es una visión a la vez ordenada y moral del mundo. El orden es clave para Aristóteles: «semejante llama a semejante»: las cosas tienden a su lugar natural, todo tiene su sitio propio.

El hombre es uno más entre los seres de la creación (del cosmos), puesto por Dios para dominarlo: está en la frontera entre el mundo de lo visible y lo invisible: compuesto de alma y cuerpo, el alma es espiritual e inmortal. Ojo, también los animales tienen alma, para Aristóteles todos los seres vivos la tienen, pero no es inmortal (a veces se consideran incluso tres almas: vegetativa, animal, espiritual).tomas-de-aquino

El espíritu del hombre, su alma, es lo que conoce el mundo. Se trata de las dos potencias superiores: inteligencia y voluntad. Las emociones por ser producto de la sensibilidad, no son voluntarias y, por ello, están fuera de la moral y la conducta humana. Tiene importancia lo voluntario y libre: la conducta del hombre que procede de su libertad. En resumen: inteligencia y voluntad, que forman el alma, están constituidas básicamente por lo que entra en el terreno de lo consciente.

Esta mentalidad de algún modo resume la visión medieval del mundo, que es como ha llegado hasta nosotros y se puede decir que sigue vigente.