En defensa de niñas y niños

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Este verano me ha sucedido encontrarme por la calle varias veces con riñas de padres o madres a sus hijos en diferentes situaciones. He visto hasta cachetes o mejor, bofetadas. Una madre enfadada con su hija porque se va distraída por la calle y ella, la madre, tiene que estar pendiente; un buen enfado, lleno de gritos y recriminaciones. En otro caso de un padre a un hijo mayor, bueno de unos 9 años, porque no ha estado pendiente de su hermano menor. En varias ocasiones porque no iban suficientemente rápidos o no han reparado en que hay mucha gente por la calle y se pueden perder.

En todos los casos los sentimientos del padre o madre son los que mandan en la situación: el miedo a que se pierda o a que lo pille un coche u otros, que genera varios gritos y una situación de violencia que el niño no entiende, porque no es quien siente el miedo.

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Los elementos de los fenómenos emocionales de masa en los acontecimientos de París.

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Sigo utilizando algunas ideas de Sigmund Freud (Psicología de las masas, Alianza Editorial 2008), para analizar los fenómenos de masas que se están produciendo alrededor del terrorismo en París tanto este último mes de noviembre como antes en enero con los asesinatos de Charlie Hebdo.

Para Freud la formación de la multitud necesita la coincidencia de 3 fenómenos: el contagio, la sugestión y el líder. A estos elementos hay que añadir en la sociedad de la comunicación algo que Freud no podía incluir: el icono.

El contagio del miedo ya de por sí muy fuerte, ha sido potenciado enormemente en la sociedad de la comunicación, ya que los hechos penetran en imágenes de “vivos colores” en directo en el hogar mismo de millones y millones de personas.

La sugestión es donde a mi parecer influye el fenómeno emocional, en este caso miedo, que tiene un poder de penetración enorme porque apunta directamente al corazón de la propia seguridad por amenazar la vida de “cualquiera”. Este elemento los ejecutores de los asesinatos lo cuidaron disparando estrictamente al azar, sin ningún motivo ni razón para elegir a las víctimas.

El líder, al que Freud denomina el hipnotizador, que ha tenido un comportamiento después de los atentados enteramente paralelo al de demostrando que la ideología y por tanto, las ideas por las que ha sido elegido, tienen poco que ver con las posturas y decisiones adoptadas. Se está actuando en la forma emocional que la multitud demanda.

Freud advierte: «la multitud es un dócil rebaño incapaz de vivir sin amo. Tiene tal sed de obedecer que se somete instintivamente a aquel que se convierte en su amo». En el caso actual la multitud exige medidas y medidas cuanto más duras, más en el extremo mejor, por ello el líder tiene en este caso enteramente condicionadas las decisiones. Le resultaría prácticamente imposible ir en contra de los deseos de venganza de la multitud y elige ponerse al frente de estos, darle la forma conveniente y que satisfaga la emoción de la masa. De este modo Hollande ha hablado explícitamente de venganza.

El líder es en este caso el presidente francés, François Hollande, es un elemento subvenido en este caso, aparece tras los acontecimientos. Así sucedió con George Bush después del atentado del 11-S. En Francia, no tanto fuera de ella, su liderazgo pugna con el de Marine Le Pen.

Marine Le Pen

Los 2 primeros elementos, la sugestión y el contagio, constituyen en realidad un solo elemento, como dos caras de la misma moneda. Ya que sin contagio no hay la sugestión de la que habla Freud y también se puede decir que sin sugestión no hay contagio.

El fenómeno del contagio es el fenómeno de la simpatía: la conexión en unos mismos sentimientos, fenómeno ampliamente conocido en la práctica de la gestión emocional. La simpatía es la cercanía emocional provocada por compartir unos mismos sentimientos. Es algo que se produce a nivel emocional sin necesidad de intervención racional. Es un mecanismo por el que nos ponemos al lado y tendemos a conectar y aprobar a aquellas personas en las que advertimos esa coincidencia de sentimientos. Es decir la simpatía lleva siempre a un cierto grado de identificación.

No se trata de empatía, que es un fenómeno diferente. En la empatía se es consciente del sentimiento de otra persona, pero manteniendo la conciencia de que el propio sentimiento es diverso. Detectamos el sentimiento del otro pero no coincide con el nuestro. Esto quiere decir que con la empatía no se produce la identificación, se produce cercanía, se produce la capacidad de entender al otro, pero no identificación.

Además hay un matiz importante. En la empatía somos “conscientes” del sentimiento del otro, algo que en la simpatía no tiene porqué darse y de hecho muchas veces no se da. Los sentimientos que provocan la simpatía pueden quedar, y muchas veces quedan, debajo del umbral consciente. Por tanto la simpatía es solo emocional, mientras que la empatía es también emocional pero tiene elementos que afloran a la conciencia.

Se puede decir que la simpatía funciona a nivel inconsciente con un nivel de contagio emocional enorme. Se propaga en una multitud que se siente identificada, mientras que sus elementos pueden permanecer inconscientes. Su capacidad de contagio es tan grande que alcanza esa inmensa dimensión del fenómeno de masas que hemos observado.

Qué sentimientos son los que se propagan e identifican a la multitud. Evidentemente el miedo ante el peligro producido por los atentados. Además los terroristas se han cuidado bien de elegir en ningún sentido a las víctimas, estas eran exactamente cualesquiera, lo que hace a todo el mundo idóneo para sentirse amenazado.

Además está la identidad cultural, la vinculación afectiva con la propia tierra. Se trata de un sentimiento de pertenencia. En este caso señaladamente Francia y por extensión los demás países occidentales. Este sentimiento es el que separa el nosotros y el ellos. Pertenencia a Occidente-pertenencia a la cultura islámica ha sido la frontera de separación, lo que ha señalado la división, línea que a pesar de las declaraciones políticas que buscar aislar al “ellos” como “radicales” está siendo repetidas veces cruzada en la vida diaria y en las declaraciones de muchos líderes políticos, señaladamente de derechas, que apelan a la integración cultural de quienes viven en Europa. “Si vives en Europa (léase, España, Francia, etc.) debes tener las costumbres europeas (o españolas, francesas, etc.). Cambiando el aglutinante de los países de occidente desde el acuerdo en el Estado de derecho que es la ley basada en los derechos humanos, por una identidad cultural.

La simpatía basada en esos dos sentimientos, miedo y pertenencia cultural, ha corrido por el mundo a una velocidad increíble. Ese es el integrante de sugestión y contagio del que hablaba Freud.

El icono es una imagen que simboliza lo ocurrido, de un modo sencillo y eficaz. En enero fue: “Je suis Charlie”, en noviembre: “Pray for Paris”, aunque al final la imagen resulta más importante y más eficaz que la frase. Además contiene un mensaje de apoyo y de ese modo contribuye al contagio: se difunde a toda velocidad por las redes, no hace falta conocer los hechos, basta con utilizar el icono. El icono condensa el contenido emocional. Este elemento es nuevo de estos acontecimientos. Ni siquiera existió con el 11-S en Nueva York donde todavía no había redes sociales y por tanto los medios de comunicación eran poco participativos. El icono permite precisamente eso la participación y con ella la solidaridad con los acontecimientos.

¿Qué hace especial al ser humano entre los animales?: 7 la empatía

El homo sapiens es el único animal que siente empatía. La revista Scientific american en septiembre de 2014 omite este rasgo muy significativo y que a mi parecer es el resumen de lo específico del ser humano, que conjunta su insólita capacidad emocional con su capacidad de poner etiquetas y nombrar el mundo circundante, de modo que nace algo realmente especial en el ser humano: todo el mundo es potencialmente su mundo, se puede interesar porque aquello que en principio no le interesa.

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La abdicación del rey Juan Carlos, una lectura desde lo emocional

Desde luego la abdicación de Juan Carlos a la corona de España admite muchas lecturas, y también una desde lo emocional. Para hacerlo no hay más que fijarse en su discurso de abdicación, discurso breve, pero plagado de términos emocionales: orgullo, gratitud, ilusión, etc. En el centro del discurso hay unas palabras de Juan Carlos que dibujan el contenido emocional de la relación política establecida entre gobernante y ciudadanos. Juan Carlos ha afirmado que: «He gozado con vuestros éxitos. He sufrido cuando el dolor o la frustración os han embargado». Vamos a seguirlas para ver los motivos de la abdicación.juan carlos abdica2

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El mito del adulto independiente

Hay una cultura en cuyo centro se encuentra un cierto modo de entender la psicología, que considera que nuestro crecimiento, nuestro desarrollo como persona, tiene como culmen la formación de un adulto enteramente independiente. Desde este punto de vista la independencia se equipara a madurez y se constituye como el ápice del ser humano y, por tanto, cualquier desarrollo personal debe tender hacia la independencia. Independencia es entendida en el sentido de que la persona madura no depende de nadie y es capaz de afrontar la vida sin necesidad de depender de nadie.

En mi opinión estamos ante un mito, y un mito falso. Los mitos tienen valor como 12394045_sarquetipos de las configuraciones del yo y, desde este punto de vista, el mito es operativo, pero conduce a un punto, una cumbre donde estamos solos, lugar que poco tiene que ver con el ser relacional que realmente somos. Esta es mi objeción central a este mito, somos seres relacionales, tanto que al nacer, primero, somos conscientes de la relación y solo después de que posemos una identidad, así es el desarrollo del yo: el camino para llegar a una idea del yo pasa por darse cuenta de que hay otros.

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Michel Odent: Porque es URGENTE cambiar la manera de nacer.

Entrada escrita por Teresa Escudero, doula y coach emocional y médico pediatra. En ella ciencia y emociones van de la mano. Nos va a aportar una idea del peso de las emociones en el nacimiento. Michel Odent es un pionero que ha influido en el modo en que se plantea el parto, dando importancia a ese momento fundamental del ser humano y trabajando para cambiar sus condiciones ajustándolas a lo que realmente somos.

Ayer, 30 de noviembre, tuve la oportunidad, gracias a Besos y Brazos (http://asociacionbesosybrazos.blogspot.com.es/) y Con mirada de Niño (http://www.conmirada.com/), de escuchar y conocer en persona a Michel Odent.

Conocer a alguien a quien admiras por sus escritos y su postura militante, puede ser un momento hermoso o terrible… Y algo hay de ambas cosas en lo que escuché ayer.

Michel Odent no decepciona: Es cálido, simpático, cercano, y cuando le Michel_ODENTescuchas te parece que estás leyendo uno de sus libros: Habla de datos, habla de ciencia… pero también habla desde el corazón, y desde la preocupación sincera por lo que está sucediendo.

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