Cupido y su verdad: El valor de lo erótico

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        Durante este mes de febrero que tiene en su centro el día de los enamorados, me voy a atrever a hablar del eros: la dimensión psíquica o emocional del amor y la relación sexual.

        Meterse en el eros, tratar de decir algo, o simplemente comprender algo en el mundo de lo erótico es meterse en un embrollo fenomenal. Seguro que estás de acuerdo en que no existe tema que pueda adquirir una más amplia gama de matices: desde la única ilusión de la vida, el lugar donde se realizan las expectativas, lo que da color a un mundo sin alicientes, hasta un ingrediente del consumo y la publicidad, o un elemento de la calidad de vida, o el centro de varias industrias, una, la industria del sexo, que se lleva por delante a muchas personas que, como siempre ocurre, son las más débiles, en su mayor parte del tercer mundo y otra, la industria del porno, que a pesar de todos los rechazos es una de las más pujantes y no tiene visos de desaparecer. Desde la experiencia del placer, o el único estímulo que saca de la monotonía de la vida cotidiana, o uno de los más socorridos paraísos artificiales: el lugar de las vacaciones permanentes, hasta el canal del encuentro con el otro, la sede del enamoramiento, el inicio del amor. Lo erótico tanto puede construir el amor como destruirlo, centrarnos en la persona del otro como tratar al otro como objeto, hacernos salir de nosotros mismos, como sacar toda nuestra capacidad narcisista.

        Pero… ¿es realmente el eros tan equívoco? ¿Nos encontramos siempre frente a la duda? ¿No existirá una posibilidad de leer el eros de una manera coherente? ¿Se puede leer? Si es así… ¿qué es lo que dice el eros? ¿No tendrá unos contenidos o es algo que cada uno interpreta de un modo radicalmente diverso, sin posibilidad de comunicación? ¿Es algo radicalmente subjetivo, en el peor sentido del término, es decir que los demás no pueden ver y si lo ven lo ven desde un prisma sólo suyo, incomunicable conmigo?

        Es curioso, pero me parece que todas estas preguntas tienen una respuesta clara, en la que me parece coincidirás conmigo: SÍ, es obvio que sí se puede leer el eros, es meridiano que dice algo, bueno no solo dice algo, dice mucho y muy importante para el ser humano, para cada uno de nosotros, para ti y para mí. No solo dice, nos atrae, nos mueve, porque el lenguaje erótico no es solo nocional, implica a la persona entera, a su vida, a su tiempo y sus acciones.

        Y, desde luego del eros se habla y se habla constantemente, es quizás uno de los temas de los que más se habla: por todos lados se oye hablar del eros, basta acudir a las conversaciones cotidianas, a la literatura, a las canciones de amor, a las películas, etc. El amor, el sexo, las relaciones entre personas que hace surgir es un tema universal y comprende al eros, no se puede hablar de amor y sexo sin hablar del eros.

        El eros es, en una primera idea, los sentimientos o afectos que se despiertan en la relación sexual, la respuesta de la subjetividad, de la esfera emocional o de los sentimientos a la persona del otro en tanto que sexualmente nos atrae. De este modo el eros incluye desde la atracción sexual, pasando por el enamoramiento, hasta el placer sexual: una rica gama de emociones, sentimientos, ilusiones, atracciones, placeres, expectativas, etc. El mito de Cupido es el de un diosecillo que despierta un poderoso lenguaje dormido en la persona: el eros, y así le descubre, le hace encontrar al otro, influye poderosamente en las relaciones humanas. Estamos en manos de ese diosecillo infantil que juega con nosotros. Así nos sentimos muchas veces ante el eros.

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        Resulta palmario, que el eros se ha tratado de expresar en infinidad de ocasiones: qué se siente, que sentimientos surgen antes y después del encuentro sexual y del placer, etc. El sexo no es solo sexo es también eros, un producto de la fantasía y la emoción. Así hablan los poetas, los que escriben de la vida humana, los guionistas de tv, los que hablan en un café, los que se hacen ilusiones, etc. Lo que resulta obvio es que alrededor de la lectura del eros, alrededor de los encuentros propiciados por él, se deciden muchas cosas de la existencia humana. El encuentro con el otro mediado por el eros se percibe en cualquier caso como algo decisivo, porque encierra una disyuntiva: o propicia el encuentro con el otro, dando un sentido a la existencia, o la frustra, dejando a la persona sola.

        Vamos entonces a leerlo juntos, a resolver esa ambigüedad. Ya tenemos algunas ideas para comenzar, acudamos, por ejemplo, a la literatura y, como a mí me gustan los poetas, vamos a acudir a ellos.

        Voy a hacer una lectura de lo que nos dice Cupido, utilizando básicamente dos libros: La voz a ti debida de Pedro Salinas y El «Cantar de los cantares» de la Biblia, repetición en el nombre que significa el canto por excelencia, el canto por encima de todas las canciones. Supongo que no levantará muchas objeciones la afirmación de que un libro de poemas de amor expresa lo que nos dice el eros. Espero que te guste y que me acompañes y compartas conmigo este viaje al interior del eros.

Si te interesa o quieres saber más sobre este tema, te recomiendo mi libro sobre el enamoramiento.

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