Las 5 condiciones para que una multitud no sea emocionalmente manipulable

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Según Freud en su libro Psicología de las masas (Alianza Editorial 2008) el efecto de la inclusión de un individuo en la masa es que «su afectividad se ve extraordinariamente intensificada y, en cambio, notablemente limitada su actividad intelectual». Sin embargo también indica que hay 5 condiciones que elevan esa vida psíquica tan deficiente de la multitud y que pueden paliar la pérdida de nivel intelectual y por tanto la capacidad de tomar decisiones racionales.

  1. La continuidad del grupo, tanto porque las mismas personas se mantienen en el tiempo como porque el grupo está institucionalizado con puestos fijos.
  2. Cuando cada individuo del grupo es consciente de la naturaleza, función, actividades y aspiraciones del conjunto.
  3. El grupo se haya en relación con otros grupos similares.
  4. Cuando dentro del grupo hay tradiciones, usos e instituciones propias, relativas sobre todo a las relaciones recíprocas de los miembros.
  5. Que la multitud posea una organización que manifieste la especialización y diferenciación de actividades.

Si contrastamos estas condiciones con los fenómenos de masa producidos por los acontecimientos terroristas en París el 13 de noviembre de 2015 y antes en enero con los asesinatos en Charlie Hebdo, podemos comprobar que se cumplen pocas de esas condiciones, o dicho al contrario se dan todas las condiciones para el contagio emocional y para la formación de una masa.

  1. No hay continuidad del grupo, es una opinión pública anónima y muy numerosa, alimentada por los medios de comunicación, que se apuntan unánimemente alimentar el contagio al proporcionar «las imágenes de vivos colores y repetir una y otra vez las mismas cosas» que Freud considera necesarias para la masa. Obviando los elementos argumentativos racionales.
  2. Los individuos que están en el grupo desconocen las decisiones que se están tomando en su nombre, ya no digamos la función e intenciones que van a surgir del conjunto.
  3. El grupo no está en relación con ningún otro grupo porque realmente no está constituido como tal.
  4. No hay relaciones con los otros miembros del grupo en cuanto miembros del grupo, salvo la participación en el contagio emocional.
  5. No hay organización alguna del grupo. Es una multitud no organizada, sin estructura, ni siquiera líder al comienzo, aunque ese puesto lo ha ocupado rápidamente el presidente francés Hollande.

En estas condiciones la manipulabilidad del grupo es enorme ya que demanda soluciones rápidas y extremas. Los elementos de moderación van a ser rápidamente marginados, algo que ocurre en las situaciones de revolución o de terrorismo. Gillo Pontecorvo dejó muy claro esto en «La batalla de Árgel», su famosa película sobre el levantamiento en Argelia precisamente contra la ocupación francesa. El sistema para provocar el levantamiento es precisamente hacer desaparecer a los elementos moderados, a los que creen en un entendimiento o sencillamente en una solución acordada por las dos partes. La creación de situaciones de carga emocional elevada es una herramienta precisamente para evitar esas soluciones pactadas. Ante el terror siempre se piden soluciones extremas.

El contagio emocional en los atentados de París de noviembre de 2015.

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Llevo un tiempo muy interesado en el contagio emocional de una multitud, es algo que me intriga el ver como las emociones se contagian, como el ser humano tiene esa capacidad para conectar con las emociones y los fenómenos sociales que se producen. Así que quiero escribir sobre los fenómenos de contagio emocional que se están produciendo en la comunicación del terrorismo tras los hechos de noviembre en París y antes en enero con los asesinatos de Charlie Hebdo. Ese contagio está influyendo notablemente en la vida política y social de la aldea global en la que vivimos. Para ello voy a tomar el punto de partida en Sigmund Freud (Psicología de las masas, Alianza Editorial 2008), y su visión de los fenómenos de contagio emocional de multitudes.

Para Freud, el hombre libre es el individuo y la masa condiciona fuertemente la libertad de los individuos. Por efecto de su inclusión en la masa un individuo encuentra que «su afectividad se ve extraordinariamente intensificada y, en cambio, notablemente limitada su actividad intelectual». Ambos procesos tienden a igualar al individuo con los demás de la multitud, formando precisamente la masa como conjunto indistinto de elementos que actúa como unidad.

Es conocida la visión negativa de la vida emocional de Freud, quien dedicó muy poco espacio al estudio de las emociones. En mi opinión efectivamente se produce ese incremento de la carga emocional que señala Freud, con el efecto de que el espacio entre emoción y conducta se limita e incluso desaparece, y sin ese espacio, que es el espacio de la reflexión, desaparece la libertad. La libertad humana tal como la entendemos es precisamente la capacidad de introducir un espacio entre el estímulo (su impacto somático, tanto instintos como emociones) y la conducta, la respuesta que se da a ese estímulo. Es decir hay libertad cuando hay disociación de la emoción en alguna medida. En una situación de asociación íntegra con la emoción no hay espacio para la intervención de la corteza cerebral. Producir ese espacio de disociación es la función del autocontrol.

Estos días los fenómenos de contagio emocional de masa, impulsados de forma viral por los medios de comunicación y las redes sociales, se ha producido el fenómeno de la asociación total de la masa con la emoción con la lógica consecuencia de que ha desaparecido el espacio de la reflexión. Los hechos aparecen ya integrados con la respuesta en un paquete que el individuo no puede separar, ni por tanto reflexionar sobre él para elegir la respuesta más adecuada. La masa se encuentra enteramente asociada con la emoción producida. En situaciones de asociación con la emoción tan fuerte como los que se han producido desaparece el autocontrol, o por decirlo con mayor precisión, el autocontrol no es capaz de intervenir.

El autocontrol en la masa son los elementos de reflexión crítica que pueden alcanzar a esta. En nuestro caso cuando hablamos del conjunto de la sociedad, además no restringida a un país, sino desbordando ampliamente las fronteras, es instancia capaz de introducir alguna disociación que permita una crítica serían las instancias políticas y los medios de comunicación. Sin embargo, estos dos elementos han resultado también asociados con la emoción, especialmente los políticos. El paquete emoción-respuesta que se ha producido es tan fuerte que no es posible poner objeciones, la masa se ha compactado en un patrón que unifica sólidamente impacto sensorial (visual-auditivo), emociones, sentimientos y respuesta. Como es un paquete sólido, queda en visión de los atentados – respuesta. La visión unificada la ofrecen sobre todo los medios de comunicación. La respuesta es unificada por la instancia política. Solamente voces individuales han ofrecido alguna opinión discordante con la unificación generalizada a través de las redes sociales.

Freud ofrece un modo de evitar esa disminución del nivel intelectual que se produce al integrarse una colectividad que consiste en «quitar a la multitud la solución de los problemas intelectuales, para confiarla a los individuos».  En estos casos de fenómenos virales de comunicación tan fuertes como los que se han producido, la solución sería pasar la respuesta que hay que dar a los acontecimientos a través de una consulta democrática a los ciudadanos. De ese modo sería al menos posible a cada ciudadano la reflexión necesaria para tomar un camino razonable, tanto más cuando las decisiones pueden condicionar fuertemente tanto la vida política como social, no solo de la entera de la Unión Europea, sino también de otras zonas del mundo, señaladamente Oriente Medio.

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Es interesante que Freud apunte a una solución tan fuertemente democrática, mientras que 100 años después de su escrito esa consulta no se ha planteado en modo alguno, es más se evita, al menos en España, que ha postergado sus decisiones de cooperación militar a después de las elecciones, escamoteando claramente un tema tan importante, a los ciudadanos llamados a opinar sobre la política de su gobierno. Ni en Francia ni en otros países se ha hecho consulta alguna. Hechos que constatan de nuevo que la fuerte asociación con la carga emocional del miedo está impidiendo decisiones racionales.

Precisamente por no producirse ese espacio entre estímulo y respuesta, y producirse una asociación íntegra entre emoción y respuesta, la gestión de los acontecimientos se convierte en exclusivamente emocional. No son necesarios por tanto los elementos de análisis racional: las decisiones se presentan empaquetadas e ineludibles. En todo esto la visión de Freud resulta certera. «La multitud es extraordinariamente influenciable y crédula» y también «las multitudes llegan rápidamente al extremo» (p.15). En el caso actual se acepta la única solución propuesta: la guerra.

Freud continúa con observaciones que parecen hechas actualmente: «Naturalmente inclinada a todos los excesos, la multitud no reacciona sino a estímulos muy intensos. Para influir sobre ella es inútil argumentar lógicamente. En cambio será preciso presentar imágenes de vivos colores y repetir una y otra vez las mismas cosas». Frases con las que Freud parece conocer con un siglo de antelación la sociedad de la comunicación en que vivimos.

También hace la observación de que la multitud se vuelve «cruel e intolerante con los que están fuera» (p.37). En los acontecimientos actuales esto se ve porque quienes disienten son vistos con extrema desconfianza, y en muchos casos rechazados y tachados de partidarios de los asesinos y cosas parecidas. Algo que se debe precisamente al hecho de que no hay separación entre la emoción, el terror propagado, y la respuesta. Se actúa en una situación de pánico, emoción que evita el paso por la corteza cerebral para conseguir respuestas rapidísimas. En un individuo esto se produce así porque el sistema emocional detecta un peligro para la supervivencia y decide actuar evitando a la razón.

En un sistema de masa se produce por los mismos motivos: el terror generado lleva a percibir en peligro la propia supervivencia. La situación emocional producida es tan intensa que quien individualmente intenta introducir ese espacio de disociación, lo que significa controlar el miedo, es visto emocionalmente como alimentador del terror. Evidentemente los individuos que intentan introducir el espacio es porque poseen elementos de disociación que les permiten hacerlo, cercanías afectivas por ejemplo con movimientos de derechos humanos, causas árabes, daños en las guerras, etc.

Lógicamente se deduce que en la crisis provocada por el terrorismo, la función de los políticos y los medios de comunicación es clave, si pierden la necesaria distancia crítica, si actúan asociados a la emoción es muy posible que nos veamos abocados a soluciones no racionales, tomadas como recoge la expresión común: al calor de los acontecimientos.

Creo que como un primer acercamiento al tema es suficiente. Volveré en otras entradas sobre los fenómenos emocionales de la sociedad porque se trata de un tema de un inmenso interés y de aún mayor importancia.

La palabra es signo y generalización

En esta entrada voy a hablar de cómo se integra la palabra en el mundo humano.

La palabra es un conjunto de signos. Es un signo, no un símbolo. El signo es una 17759606_srelación convencional (por acuerdo entre quienes lo usan) entre referente (el signo) y la referencia (realidad significada). El signo se agota en indicar la referencia. El símbolo es una mediación entre el sujeto y una realidad más amplia. El símbolo también es convencional, pero no se agota en la referencia, sino que el mismo alude una realidad más amplia, es decir la significación del símbolo está motivada (Piaget), no es puramente asignada. Ejemplo la bandera: la bandera es un símbolo, también es un signo que se refiere a un asta y un lienzo con colores. Pero es símbolo, porque ese signo se refiere también a una realidad más amplia, por ejemplo, la Unión Europea. El arroz (el término) es un signo, se limita a hacer referencia a la planta y a sus granos. Ojo no confundir símbolo con el hecho de que un signo único puede serlo para varias referencias: «camello» se refiere a un «animal con joroba del desierto» y a «persona que lleva droga». Esta doble asignación es convencional, tiene motivos, a veces de conexión entre significados, pero no deja de ser convencional, el lenguaje podría haber ido por otro sitio.

palabra signo

La clave de la relación entre referencia y signo se encuentra en la significación. El signo es la palabra, la significación la relación entre la palabra y la referencia. La significación es siempre una generalización. Un signo es tal porque se puede aplicar a muchas referencias. Cada palabra es una generalización. Una palabra sin significado es un sonido vacío que no forma parte del habla humana.

«La generalización es un acto verbal del pensamiento que refleja la realidad de un modo radicalmente diferente a la sensación y percepción» (Vygotsky, Pensamiento y lenguaje, p. 52). Para Vygotsky hay 2 saltos de nivel entre:

  1. Ausencia total de conciencia (piedra) y sensación (caracol)
  2. Sensación y pensamiento (generalización, sistema de signos).

Es decir hay la misma distancia entre piedra y caracol que entre caracol y ser humano. Este punto marca la especificidad de lo que significa la palabra si se compara con los demás sistema de relación, tanto con la esfera biológica, como con la psicológica, utilizando la terminología que empleamos en este blog.

Cómo podemos generalizar, cómo podemos construir universales, por qué somos capaces de llamar árbol a todos los árboles y tener un porcentaje de acierto verdaderamente increíble. Este es el problema que ha angustiado a la filosofía desde los griegos. Las soluciones de Platón y Aristóteles siguen siendo puntos clave del pensamiento. Aquí hemos preferido el enfoque basado preferente en Vygotsky porque nos parece más útil desde el punto de vista de entender la conexión entre experiencia y palabra y la comunicación.

Estamos hechos para la localización de signos, el cerebro los localiza a una velocidad increíble. Somos capaces de distinguir la letra «a» escrita de mil formas diferentes. Para leer incluso ni necesitamos leer todas las letras, integramos y chequeamos lo que se acerca… al significado, no a la forma; para fijarnos en la forma lo tenemos que buscar expresamente. También chequeamos rapidísimamente las formas de un mueble para determinar que es una «silla». Es decir, trabamos de forma inmediata con los significados.

14904095_sPara reafirmar esta idea de que estamos hechos para el habla hay que decir que todos los hombres hablan una lengua, quizá no escriben (otro sistema de signos para las palabras), pero siempre hablan. Truffeau hizo una película hace años sobre el caso real de un niño que crece en un bosque de Francia y cuando fue encontrado no andaba erguido y tampoco tenía lenguaje, solo gritos y gruñidos, había vivido con lobos y se había adaptado a esto. El ejemplo subraya el hecho que, lo que no pudo asimilar para hacerse hombre (y no lobo), era un lenguaje de significados.

La palabra en sí misma es una generalización que hace referencia a un conjunto de signos elaborados a partir de nuestra experiencia, es todo un sistema para integrar las experiencias, las vivencias. Es muy importante tener en cuenta que no se transmite solo algo abstracto, general, no transmitimos solo la generalización, se transmite un mundo de experiencia, se transmite una cultura. Detrás de cada lenguaje hay una cultura, en el sentido más amplio de esta palabra, es decir, un modo de afrontar y entender de modo integral el mundo.

Esto lo realizamos a través de tres parámetros que se funden en el lenguaje de signos que es la palabra: verbal, paraverbal y silencios.

Significado verbal: cada persona define de un modo diferente los significados de cada palabra, Las palabras tienen coloración afectiva, han sido teñidas por nuestra experiencia. La definición es un cajón, que a la vez que significa, también limita: es una labor de etiquetado.

Paraverbal: las palabras no llegan neutras, como en las gasolineras «ha escogido, gasoil» van siempre acompañadas de nuestra situación afectiva del momento: situación en la que estamos (día gris), énfasis (importancia para nosotros), intencionalidad, etc.

Silencio: indica mucho nuestra actitud, el espacio que nos merece el otro, nuestra escucha, nuestra apertura a él, etc.

El conjunto de los 3 parámetros es lo que denominamos lenguaje, que no es el lenguaje abstracto del diccionario, sino el lenguaje vivo de cada persona y su comunidad de vivencia.

Aproximación a la palabra

El nivel racional se centra alrededor del uso de la palabra, algo que, con algunos matices, es 12902829_sbastante exclusivo del hombre y se puede considerar el centro de lo que es específicamente humano, aunque específico no significa todo lo humano. El hombre funciona con un etiquetado (palabra) que pone nombre a todas las cosas y es capaz de unir bajo ese nombre los géneros: todo lo que tiene algo en común, por ejemplo: mesa (todas las mesas, lo que sirve de mesa), o verde (todo lo que tenga el color verde), o carrera (todo lo que compita basado en la velocidad). También la palabra pone nombre propio, particular a lo que no consideramos que se puede englobar en un género: Antonio (para nombrar a una persona), Mallorca (para nombrar un lugar singular).

La reflexión que se produce en la conciencia es realmente lo específico de este nivel. En la conciencia la experiencia personal aparece como fenómeno. Toda nuestra vivencia en cada momento aparece en la conciencia como un fenómeno sobre el que podemos reflexionar, aunque no necesariamente lo hagamos. Ese nivel de reflexión, que funciona poniendo palabras, es lo que vamos a considerar ahora.

El hombre es un animal que habla, que utiliza un lenguaje, entendido en sentido propio como conjunto orgánico de palabras. En realidad se podría decir que esa es su marca propia: la palabra.

Evidentemente esto tiene un soporte biológico: los órganos de la voz y el oído, que han proporcionado ese acceso a la palabra, a todos los lenguajes hablados. Sin embargo la palabra no está ligada a dichos órganos y el acceso se puede realizar también por la vista e incluso el tacto. Realmente es increíble la capacidad del ser humano de acceder a la palabra. En realidad es capacidad de acceder a un significado general, a generalizar el significado. Por tanto el oído y la voz no son un órgano exclusivo de la palabra.

La palabra es cultura, hay montones de lenguas diferentes, que se tienen que aprender desde la infancia. Es convencional y es también histórica: es el resultado de siglos de formación de las convenciones, de ampliación de conocimientos y de la necesidad de nuevas palabras. Es algo vivo y en desarrollo. El lenguaje se aprende, es más, es la parte central del aprendizaje.

La palabra refleja el mundo que soporta la cultura en la que nace. Los esquimales tienen 16 modos de decir nieve; nieve a secas no basta. Nosotros perdemos poco a poco el lenguaje agrícola de nuestros abuelos. Cada ciencia, cada nuevo campo necesita palabras nueva, que amplían y describen el nuevo espacio, y que es lo primero a aprender si queremos entrar en la ciencia, aunque al principio significan poco.

Desde este punto de vista, la palabra es un fenómeno social, aún más, es constitutivo de lo social: el principal soporte de lo social es la palabra, es el vehículo principal de la relación. La relación es comunicación y la palabra soporta la comunicación. La vida social, la cultura tiene su elemento más fundamental en la palabra, por eso una lengua identifica una cultura.

La palabra es lo específico de la persona.

La esfera racional, intelectual: pensamientos y palabras.

El animal, como hemos visto en entradas anteriores,  posee  una esfera instintiva y otra 15148433_spsicológica. Se podría decir que lo que diferencia al hombre/mujer es que este posee un mecanismo de desconexión entre esas dos esferas. Como hemos señalado estas dos esferas están conectadas, tanto que son las dos caras objetiva y subjetiva de las relaciones del ser vivo. Hemos dicho también que esa conexión en sus líneas tendenciales básicas (los instintos) es automática. Por mucho que se complique la respuesta en los animales superiores, parece que hay que mantener este automatismo, o si se prefiere fijeza de las respuestas para solventar las necesidades básicas del animal y los cambios o agresiones del entorno.lenguaje animales

¿En qué consiste este mecanismo de desconexión que posee el hombre? … muy fácil: en la capacidad que sólo el hombre tiene de volver sobre la propia conducta y revisarla, y nombrarla, es decir en la capacidad de reflexión. La reflexión hace que en el hombre exista un espacio, una separación entre el estímulo y la respuesta, entre instinto y comporta­miento. Como se puede comprender esta capacidad proporciona una gran flexibilidad al comportamiento humano, adaptabilidad que hemos visto como característica de lo humano. Esta capacidad es tan importante que constituye la tercera dimensión que hemos señalado: la esfera de la libertad o intelectual o espiritual.

Su manera operativa de funcionar es por el etiquetado: poner nombre. Es decir, esta esfera se distingue por su capacidad para la palabra: su centro es la palabra, la capacidad de nombrar las cosas de un modo general: árbol, que sirve para todos los árboles del planeta.

Esta capacidad de generalización es un salto, como muy bien ha visto Vygotsky, algo diverso a la esfera psicológica, igual que esta se diferencia de la esfera biológica. Aunque también hay que tener en cuenta que las 3 esferas se integran en la vida del hombre, de modo que no tiene sentido separarlas en su percepción.

A la vez hay que tener en cuenta que este es el nivel más presente en la consciencia, el que de un modo incluso invasor la ocupa, de modo que parece tener una primacía. Pero no debemos olvidar que también tiene sus dificultades y que de modo aislado trabaja en vacío y no responde a la realidad de la persona: solo funciona de un modo adecuado en la integración y precisamente como tal integración.

A lo largo de las siguientes entradas vamos a ir desglosando lo que en núcleo introducimos con esta.