El tiempo: ¿enemigo o aliado del enamoramiento?

Esta es la entrada 16 sobre el enamoramiento y en ella vamos a hablar de su relación  con el tiempo.23776658_s

El enamoramiento es el inicio, lo que nos abre las posibilidades de nuestra vida, lo que nos da la vida,  porque nos señala el amor.  Pero el enamoramiento no es simplemente algo pasajero. En contra de lo que quizás muchas veces se piensa, el enamoramiento no se acaba cuando empieza el amor, no se acaba cuando establecemos un compromiso con la persona (o tarea, lugar, … ) de la que estamos enamorado. Por el contrario, alimenta permanentemente la base estable sobre la que se edifica el amor. Un verdadero y profundo enamoramiento no se olvida nunca, incluso aunque, por lo que sea, hayamos decidido no seguir sus indicaciones. Los encuentros con la belleza de nuestra vida quedan siempre ahí, indicando los caminos por los que puede transcurrir la vida en sentido profundo. Los enamoramientos quedan como huellas imborrables de nuestro sistema emocional.

Me voy explicar. El enamoramiento, en su conjunto, es un sentimiento fuerte, del que no se puede dudar, porque provoca unas grandísimas alteraciones en todo el mundo de la persona. Esos sentimientos son necesarios para poder montar sobre ellos la revolución de la que estamos hablado. Pero, como toda revolución, tiene un momento álgido, exultante, un momento de creación donde todo se mueve, al que siempre se acude con posterioridad para sacar inspiración; y necesariamente la cosa toma con el tiempo tono de cotidianeidad, incluso de rutina. Parece que los tiempos heroicos no volverán a repetirse, que se han terminado, que se ha ido deteriorando la capacidad que había antes para remover las cosas, para ir adelante.

Sin embargo cada enamoramiento va formando en nuestra interioridad un sedimento donde crece nuestro amor, ese amor al que se refiere el enamoramiento, y ese sedimento configura nuestra vida, le proporciona el humus donde crecer.  A  pesar  de  las  desilusiones  o  del desencantamiento, siempre posible, el enamoramiento se almacena dando un contenido a nuestra vida. Contenido significa dirección, sentido, significado, sentimientos acumulados, y conocimientos y compromisos. Como se ve en la enumeración del contenido, este almacén no es solo del nivel afectivo; además del sentimiento y de lo que descubrimos en aquel momento, queda siempre su memoria, su recuerdo con significado, aquello que hizo nuestra vida inteligible, digna de ser vivida, a esto se suma nuestra experiencia, nuestra conducta, lo que hicimos llevados por el enamoramiento… etc., etc. Porque el enamoramiento se perpetúa como tarea. Y esa tarea alimenta de nuevo el nivel afectivo, que alimenta de nuevo la tarea…

Las tareas, los compromisos que asumimos con el enamoramiento son las que de verdad llenan nuestra vida de contenido, nuestras metas reales, las que nos proporcionan satisfacción. Por eso el enamoramiento se prolonga en el tiempo, en el tiempo que es nuestra vida.

La profundidad de lo real hace que el enamoramiento, aunque varíe de intensidad, aunque a veces parezca haber desaparecido, si se ha asumido como tarea, entonces se mantiene joven, y se descubren siempre nuevas posibilidades en la persona que amamos (también en la ciencia o arte que practicamos, trabajo, etc.): lo real es increíblemente hondo. El enamoramiento esta siempre ahí: como respeto, como conocimiento, como el compromiso que se originó, como definición de nuestra vida, como los sentimientos que nos definen.

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